Solo una vez se da el amor

Al verla, anonadado dije al azar, ¿que tal? ¿Qué perfume inolvidable desestabiliza mi sentir? Eras alguien que jamás podría encontrar. Lo he comprobado en mi nostalgia. Cuando temblé esperando la respuesta. ¿Perdone donde lo conocí? Era la melodía que consagraba el enigma.

Balbuceando contesté y enmudecí. No he tenido esa dicha.

Intuía que moriría buscando otra vez en el recorrido de la vida. Saqué un pañuelo, me toqué la nariz, para decir la siguiente frase. ¿Es usted muy linda? Si me permitiera acompañarla, sería lo mejor que habría pasado en mis memorias.

Tu expresaste, ¿Si usted gusta? Me sentiría protegida. Rodeaste mi cara con esos ojos marrones, junto a tu sonrisa.

El cono de confianza fue el tenor de mi inspiración.

Pero, tu preparación era inminente, el ferrocarril te llevó muy distante. Envié telegramas, recibí algo. Movimientos dentro del tiempo en la lejanía, no permitieron que floreciera aquello.

Mi esfuerzo no evolucionó, quise engrandecer mi abecedario, sentí pena al no poder igualar. Opté por el silencio amargo de un perdedor.

Los tiempos cambiaron, se transformaron. Pero el paisaje en la terraza, con el sol iluminando el verde y las cabañas doradas, introduzco mi recuerdo. Y, también estás tú radiando calidez.