Hola:

Te llamas Juan, estás casado con una mujer preciosa, por dentro y por fuera, desde hace casi cuarenta años, aún hoy te preguntas cómo se alinearon los astros aquel día que ella se fijó en ti.

Tuvisteis dos hijos, ambos ya adultos y felices, o eso esperas, en sus vidas lejos de vosotros. Tres nietos, ¡cómo les extrañas!, echaste de menos a tus hijos cuando se fueron de casa, pero se te hace eterno el tiempo que pasas sin tener noticias de esas pequeñas fieras. Padre estricto y abuelo consentidor, quien te lo iba a decir.

Has trabajado más de media vida en un banco, has pasado por todos los escalones hasta llegar a tener cierta categoría profesional. Si haces caso a las muestras de cariño en tu jubilación has sido un buen compañero. Con alguno aun juegas de vez en cuando una partida a las cartas.

Te preguntarás a que viene todo esto, sabes perfectamente quien eres, pero es que hoy, veintidós de noviembre de dos mil diecinueve, el médico te ha dicho que tienes Alzheimer y que pronto empezarás a olvidar esto que ha llenado tu vida hasta hoy.

Soy Juan, soy tú, por favor no olvides.

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