Voy en pos del viaje ineludible. Ayer no hice maletas, no preciso dinero ni acarrear medicinas, nada terrenal será necesario. Ahora todo es gratuito, no más impuestos por pagar.

¡Cuánto aguardé por el viaje! Cada vaivén del sillón descontaba un segundo de soledad.

Como en el primer trayecto voy cargado en brazos. Esta vez no habrá jolgorio, no me colmarán de besos, no quedaré a buen recaudo; seguiré en desamparo.

¿Por qué nadie requirió mi voluntad? Hubiera preferido aplazar un año más.

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