Cueva que miro con ansia de guarida, sin que el amanecer alumbre.

Huele a húmedo. Un manantial discurre, brotan arbustos y flores se abren a obscuras. A gatas sin rozar las estalactitas, un pasadizo donde murciélagos chocan contra mí.

Una laguna fluye sobre el lodo. Había peces que ahora muertos yacen junto a las ranas. Éstas alertan a los pájaros, buscando el hueco superior.

Los zorros en riscos olfatean hambrientos. Quieren descender, pero el aire es irrespirable. Aquí todo lo que vive huye.

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