Hay una ciudad hecha de barro y arena. Con una Universidad de tierra levantada por un moro granadino. Aquel libro de las Maravillas dibujaba a Tombuctú como cruce de caminos en el desierto. Asombroso que en un desierto haya cruces de caminos. Y se cambiaba oro por sal. Todo mágico.

La arena se estremecerá cuando tú y yo paseemos por sus calles: aún después de soñar, sueño contigo en Tombuctú. Allí, todo volverá a ser mágico.

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