Se alquila piso,abstenerse personas con animales

Se alquila piso,abstenerse personas con animales

aurea roa marco

16/01/2017

Hoy es el último día de trabajo de José en el parador nacional que está en las afueras del pueblo. Ha trabajado todo el verano de pinche de cocina y a ratos hacía de camarero; ha sido una gran experiencia.

Este año no quiere ir al Colegio Mayor, prefiere alquilar un piso y estar independiente, con dos años de Colegio Mayor ha tenido bastante. Le ha costado mucho convencer a sus padres, sobre todo a su madre que le decía:- Que ganas tienes de complicarte la vida, en el colegio te lo dan todo hecho… pero por fin le han dado el visto bueno.

Ha visto por el Google varios y el que más le gusta es uno por cuatro caminos, es un apartamento nuevo y está en un barrio que llaman el “Bronx”, a él no le importa, está cerca de la facultad y muy bien comunicado, el precio es asequible pero no admiten animales y el quiere llevarse a Cucho, su gato para que le haga compañía.

Cucho es un gato muy especial, ya tiene dos años, lo encontró un día volviendo de una fiesta tirado en un estercolero, le oyó maullar, era recién nacido, lo limpió y lo metió en casa clandestinamente porque su madre no quería animales.

Él vivía en una casa de pueblo, su habitación estaba en la parte de arriba, era una habitación abuhardillada con una ventana que salía al tejado, era su feudo, allí nadie se enteraría. Lo llamó “CUCHO”, dado sus orígenes y poco a poco se hizo mayor; era negro con unas manchas blancas en el pecho, tenía un porte elegante y sigilosamente se fue introduciendo en la vida familiar. Le gustaba echarse en los pies de su padre cuando veían la televisión y si había tertulia se sentaba sobre las dos patas, ponía las orejas erguidas y solo le faltaba opinar. Era un gato muy inteligente con gran sensibilidad, tenía poco de animal, pero el letrero era claro, no querían animales ¿y si lo metía sin decir nada? ¡Quién se iba a enterar!

El piso estaba en un edificio nuevo, era el séptimo y último. Un apartamento con un salón y una cocina americana, tenía una terraza pequeña donde podría poner las cosas de Cucho, un pequeño pasillo con dos puertas, una al cuarto de baño completo, la otra puerta, a la habitación con un ventanal a un patio interior que le daba luminosidad. En el salón había un sofá, dos butacas de mimbre y una mesa redonda con cuatro sillas y también una pequeña televisión encajada en una librería, no necesitaba más. Todo era nuevo a estrenar, pondría una funda en el sofá.

Se puso en contacto con el dueño, lo alquiló, por supuesto no habló de Cucho, el anunció estaba claro y Cucho desde pequeño sabía lo que era vivir en clandestinidad.

Sus padres le llevarían el fin de semana, Cucho iría camuflado en su bolsa de deporte. Estaba muy ilusionado.

El barrio era muy peculiar, a su madre no le gustó nada pero tenía tienda de comestibles, una farmacia, dos bares y hasta un centro cultural. La terraza daba a la calle principal, enfrente había una terraza con muchas flores y se veía a una niña como de unos cinco años jugar; era luminoso, estaba nuevo y él lo iba a estrenar, era todo lo que necesitaba. Su madre colocó las cosas y le dio toda clase de explicaciones, el no escucha…Empieza las clases, Cucho se siente feliz, sale a la terraza se sube a la balaustrada y salta al tejado, corretea, no ve montañas pero si muchos tejados y la niña lo observa y saluda desde su terraza.

José está muy a gusto, sale y entra no tiene que dar cuentas a nadie. Todo va bien hasta que un sábado venia del cine, era media tarde, sale a la terraza y llama a Cucho con un silbido pero Cucho no acude a su llamada, mira a la terraza de enfrente, ve a la niña llorar y a su madre que le hace señas, señala para abajo. No entiende nada, la madre coge un cartón y escribe con rotulador EL GATO SE HA CAIDO; ESTÄ EN EL CUARTO PISO ENGANCHADO EN EL TOLDO, baja corriendo y pica en el piso, no hay nadie, angustiado baja a la calle, se empieza a arremolinar gente, todo el mundo opina: Se va a caer, pobre…, no aguanta más, con una escalera no se llega… de repente una sirena, son los bomberos, alguien les ha llamado, se paran delante de la casa y un bombero sube por la larga escalerilla, rescata a Cucho, la gente aplaude y Cucho deja de ser ilegal…la niña sonríe, aplaude y tira besos. Cucho, como buen gato, tiene siete vidas, ya ha consumido dos.

El barrio recupera la normalidad y una nueva semana empieza, José tiene que estudiar. Cucho se acurruca a su lado, parece decirle: No volverá a pasar.

Cucho= Estiercol

FIN

C/ ALMANSA,28040 MADRID

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