Salgo de casa con un short y una remera blanca. Doblo en la esquina. “eh rubia, que buena que estas” grita el chófer de un camión de basura. Llego al subte, bajo las escaleras y un hombre me deja pasar primero mientras noto su mirada en mi culo.

Entro a la oficina y durante el almuerzo, escucho a dos compañeros.

—El sábado me cogí a teresa.

—Te dije que estaba regalada.

—No podía más, 4 polvos en una noche, nada mal eh.

—Te dije hermano, la clave es después del boliche cuando están medias borrachas.

Al instante, mi jefe me llama y me dice “Por el buen desempeño, vas a empezar a cobrar $ 9.000.” Luego me entero de que Pedro por el mismo trabajo, cobra $12.000.

Me subo al ascensor para irme mientras Ignacio comenta.

—No le tenía que haber cobrado penal, se tiró.

—Te quiero ver a vos en la situación del árbitro. —Responde Ramiro.

—Perdón, pero le saco el pie de apoyo, es un claro penal —contesto con seguridad.

Me miran y se miran entre ellos por unos segundos.

—Mujeres, que van a opinar de fútbol si no saben nada— manteniendo la mirada en su compañero.

—¿Que se dediquen a cocinar que para eso están no? —escucho de lejos.

Salgo del trabajo y un padre con su hijo de no más de 8 años esperando el semáforo. En eso se escucha el ruido de las llantas que frenan de golpe, una señora baja la ventanilla y este le dice al hijo “mujer tenía que ser” y cruzan.

Por fin en casa.

—¿A dónde vas? —pregunta mamá desde la cocina.

—A tomar una birra con los chicos.

—¿a vos te parece que una chica tome? —dirigiéndose a papá—.

Silencio.

Te engorda, te da celulitis—gira la vista hacia mí.

Llega el sábado. En el boliche uno me toca el culo como si fuese público, otro me encara y al rechazarlo insiste tanto que para sacármelo de encima tengo que besarlo. Sin olvidarme que cada vez que alguna toma un Uber nos pasamos la ubicación en tiempo real, la patente o cualquier foto que identifique el auto y el conductor.

Prendo la televisión, una chica fue violada y asesinada.

—¿Dónde estaba la madre? —pregunta uno.

—Mira cómo estaba vestida. —Dice otro.

—Yo si soy la madre no la dejo salir tan provocativa. —Comenta el ultimo.

Esto es un día en la vida de muchas mujeres, por no decir todas. Vivimos en una sociedad en la que la mujer solo es objeto de deseo para el hombre, donde solo tiene que ser perfecta. Perfecta madre, hija, esposa, profesional. Sin olvidarnos de ser flaca, no tener estrías, celulitis, granos y pelos. Donde solo “sirve” para “darle hijos al hombre”.

Hoy gracias a la lucha de miles de mujeres, esto está cambiando. Las cosas que nos parecían normales, comunes, hoy nos hacen ruido. Todas/os nos hemos comportado de forma machista, nadie se salva. Pero de eso se trata justamente, de darse cuenta, de tener autocritica, y si hace falta pedir perdón. En nuestro lenguaje las mujeres somos inexistentes, hace falta un solo hombre para que en ves de decir “todas” se diga “todos”. Sin olvidarnos que la mayoría de los insultos van dirigidos hacia nosotras, “hijo de puta, la concha de tu hermana/tu madre/la lora”. ¿Acaso quiere decir lo mismo “me la cogí que cogimos? No, en una se la considera a la mujer como objeto y en la segunda es una persona que quiso tener relaciones sexuales. Por este motivo es tan importante el lenguaje, ya que tiene la capacidad de transformar las actitudes, los sentimientos y las conductas de las personas.

Todas tenemos vivencias comunes, algún hombre intento sobrepasarse, nos decían que estábamos incompletas y necesitábamos que él nos complementara, que teníamos que arreglarnos (como si estuviésemos rotas) aunque sea con un poquito de maquillaje, todas hemos sufrido por una amiga a la que su novio no trataba bien, todas sentimos miedo por la calle cuando vamos solas. ¿Y todo esto por qué? por el único hecho de ser mujeres.

Pero tranquilas, que de a poco vamos siendo más, aunque cada 26 horas perdemos a una. Cuando te empezas a aceptar como sos, cuando te pones lo que se te antoja, cuando haces las cosas por vos y no por otros, cuando realmente te das cuenta que la competencia es con vos mismo, cuando dejas de llamar puta a la que esta con muchos hombres, cuando un hombre se queda cuidando a sus hijos, cuando no insultas a alguien solo por su estética, cuando una mujer acusa a un hombre y no pones en duda su palabra. Todos estos hechos van desarmando ese mundo en el cual el eje está centrado en el hombre. Este movimiento se trata de la autorreflexión porque ahí está el cambio, en cada gesto, palabra, acción y pensamiento. Cada una poniendo su granito de arena para que juntas podamos cambiar la historia.

Y para aquellas que dicen que el feminismo no las representa, les voy a contar algo. Las leyes que nos respaldan para salir en una situación de violencia existen gracias a las feministas, les debemos el derecho al voto, al divorcio, a trabajar, estudiar y hasta poder opinar. Sin ellas todavía estaríamos sometida a la autoridad de los hombres sin posibilidad de esa autonomía que ahora tenemos. No existe una sola ley en favor de la mujer que no le debamos a las feministas. Pero tranquilas que cuando la vida las lleve a ese momento en el cual su mente haga ese “clic” que lo cambie todo y compartamos este objetivo común de libertad, allí estaremos, luchando por todas y cada una de nosotras.

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