AVATAR

El conductor del carruaje le pregunta al pasajero:

¿A dónde nos dirigimos?

¿A dónde podemos ir cuando algo está muriendo?

El pasajero parece divagar y viendo a todas partes sin estar seguro a dónde quiere que el conductor le lleve, responde preguntándose ¿A dónde podemos ir cuando algo está muriendo?

…vamos adonde los sueños no sean prohibidos y la sonrisa sea el pan de cada día.

Como si el tiempo no tuviese medida, el pasajero vacila con ambivalencia entre el temor y coraje al responder.

Sabe que no puede perder más tiempo, que los momentos donde nunca sintió pertenecer, son vanos, inexistentes, debe decidir donde volar porque ya no hay vuelta atrás.

El pasajero trata de incorporarse, pero no deja de mirar a todas partes, aunque sabe que debe continuar transitando, llevando consigo la carga y responsabilidad de salirse de un largo camino, para comenzar otros inciertos.

El pasajero cita: «No sé si todo ha sido un sueño, una pesadilla, una ilusión o simplemente momentos por los que he tenido que vivir»

El conductor preguntando nuevamente, pero sin querer interrumpir ese letargo por el que está pasando el pasajero al divagar a dónde quiere ir.

¿A dónde vamos?

El pasajero mirando fijamente al conductor, replicando a la pregunta que pareciera que el de las dudas es él ordenándole que continúe conduciendo sin parar, que lo lleve adonde perciba que pueda permanecer y que tanto el carruaje, el conductor con su pasajero sean aceptados sin odios, prejuicios ni ostracismos.

El conductor mirando al carruaje con recelos, le comenta al pasajero, «Con este carruaje todavía podemos ir a muchas partes, con diferentes pavimentos, climas, culturas y costumbres, lo que no estoy seguro es si el pasajero está dispuesto a tales posibilidades»

El pasajero mira nuevamente al conductor y comenta: «Sabes bien que el carruaje que tenemos nos fue asignado por una o más razones, que hemos transitado por muchos lugares, en él hemos vivido momentos con innumerables experiencias, todas ellas como semillas que han germinado, que he saboreado, digerido y han provocado diferentes reacciones. Sabes que este carruaje ha cargado flores y algunas espinas que nos han marcado. Sabes que aunque mi paladar ya no es el mismo, todavía degusto lo agridulce de tales experiencias y que a veces percibas que divago en nuestro transitar, no tenemos más opción que continuar con lo que hay, con lo cosechado de todo lo que hemos cargado hasta ahora»

El conductor comenta con sarcasmo, «Todo cambia, lo nuevo deja de serlo al nacer; este carruaje tiene tiempo haciendo ruido, algunos por desgaste, otros por abusos y otros por falta de mantenimiento o la debida atención»

El pasajero responde con resignación, «Es lo que hay, lo que tenemos y con lo que debemos continuar. Además, de eso se trata la misión a la que venimos… a vivir, aunque no todo lo que carguemos sean flores con o sin espinas, con esencias deseables e indeseables, de eso se trata la misión; de nacer para vivir, crecer, nutrirnos con lo que podamos, aprender y tratar de trascender, hasta que se renueve el ciclo evolutivo de lo que temporalmente somos».

El pasajero mira nuevamente al conductor y asevera: “Que todos los momentos en los que siento divagar, no es otra cosa que tratar de poner en orden algo que parece no tener sentido.”

Aun cuando en ocasiones siento que no pertenezco, debo tratar de llenarme de valor y agradecer la destreza del conductor que me lleve adonde pueda nutrirme sin importar por cuántas encrucijadas me pueda confundir o perder. Al menos sabemos lo que somos, lo que tenemos, de lo que carecemos o lo que debemos buscar.”

Para qué identificarnos en este relato, si cada quien interpreta lo que ve, tiene, sabe y siente a su manera.

Lo emocionante de todo esto es, que hoy estamos aquí, ayer estuvimos allá y el después sólo dependerá de nuestras capacidades y elecciones, del utilidad de la intuición como de la percepción por lo tanto, hagamos de lo aprendido virtudes y de ellas, esencias que podamos esparcir por doquier sin lastimar a nadie ni orgullos ni honores que ofender.

El conductor con mirada de satisfacción mira al pasajero y dice: «Entonces continuemos porque este carruaje lo acabamos de ajustar para seguir viajando entre el espacio y el tiempo»

El pasajero responde: «Somos un AVATAR con cuerpo, alma y espíritu, continuemos avanzando hacia nuestro destino con estoicismo y resiliencia”.

MAFB

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS