Se sentó a mirar la tarea del herrero que, con su amoladora, intentaba desguazar una vieja jaula de hierro; una enorme cantidad de chispas, miles de ellas, se dispersaban extendiendose a su alrededor, cumpliendo con el ciclo que normalmente negamos a lo inanimado; nacer, desarrollarse, fenecer.
Unas grandes y brillantes, otras mas pequeñas y con menos luz, algunas agrupándose y otras por el contrario alejándose velozmente del epicentro creador.
Le resultó inevitable pensar en el universo, en el misterio de la creación. Por supuesto, se planteaba él, la similitud parece muy obvia; chispas como estrellas, pequeñas partículas alrededor de ellas como objetos celestes orbitando alrededor de miles de soles.
¿Estoy viendo acaso un universo en miniatura? ¿Contemplo entonces sus estados de creación, esplendor, y desaparición ?
Pensó en el misterio del tiempo y su relatividad, y por supuesto en la vida animada.
¿Habrá vida en ese efímero universo? ¿Y el nuestro … que tan efímero es?
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