Con un solo propósito

Con un solo propósito

Carlos Perkinson

03/02/2019

Desde aquí donde me encuentro y tras un tiempo que he dejado de contar, desde que retiraron el televisor de mi cuarto, me distrae únicamente la danza de partículas de polvo, que atraviesan el fino haz de luz de la habitación. Las veo, por veces he intentado contarlas o aislar alguna de ellas y seguirla con la vista, hasta que desaparezca en la oscuridad presente, fuera de ese pequeño haz de luz.

Hace tiempo que viene menos gente a visitarme, no tuve nunca muchos amigos y tampoco hice familia, menos asuntos por los que aferrarse a esta vida terrenal pensaba, pero aun así y desde esta suerte de cárcel en la que se ha convertido mi cuerpo, espero otro día y el preciso momento en el cual, el Sol enviará ese pequeño rayo que se cuela por las persianas y el polvo que ejecutará una nueva danza, distinta, caótica y yo sabré, que de no estar vivo no la vería.

Ayer volvían hablar de mí, imagino que piensan que no les oigo. Las frases compasivas han ido desapareciendo, quienes entran y salen lo hacen por oficio y obligación, pocos entienden que siga vivo.

No hay quien tome la decisión de desconectarme. El tema de muerte cerebral no ha resultado, aun cuando no haya comunicación alguna, los aparatos que dicen que pienso hacen lo suyo. Si alguien me dejará morir sería un asesinato o negligencia.

Solo me queda esperar un nuevo día y la danza del polvo en el rayo de Sol. Un médico nuevo ha venido a verme, me estuvo revisando y encontró que tengo los ojos resecos, dos cosas mandó: un humidificador para la habitación y unas gotas para mis ojos. Las partículas de polvo se han hecho pesadas y hay muchas menos danzando, el espectáculo es diferente pero aburrido.

Un nuevo día, una nueva danza, menos participantes, me siento triste, parece que también ellas empiezan a dejarme. El nuevo médico se acerca, me ve los ojos, los alumbra con una luz que me ciega y entro en pánico; siento que: no puedo respirar, mi corazón se acelera y me voy a morir; cuando acerca un antifaz y me cubre los ojos para dejarme en completa oscuridad. No puedo creer que los aparatos no hayan dado señal de mi desesperación, no puedo creer lo que acaba de suceder, me quiero morir.

Pero lo sé desde hace tiempo, que no mueres por solo desearlo. Solo me queda renunciar a esto también, pero estoy agotado, ya recorrí mis recuerdos tantas veces, que no quiero volver a pasar por esto, solo quería algo tan simple, como lo era, la danza del polvo en el rayo de Sol.

Inhalo y cuento un, dos, tres, cuatro, retengo y cuento, un, dos , tres, cuatro, exhalo, un, dos, tres, cuatro, espero, un, dos, tres, cuatro…

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS