Las circunstancias de la vida a veces vienen como vienen y no podemos hacer nada para evitar que así sea en caso, de que dichas circunstancias, sean contrarias a nuestros deseos. Las ostias que te da la vida tienes que saber esquivarlas, pero para aprender a hacerlo te tienes que comer algunas. Llegué a pensar que si nunca esperas nada de nadie, es imposible llevarte decepciones, pero uno no puede estar toda la vida con ese pensamiento, que en realidad no es más que una coraza que nos «autoequipamos». Cuando por fin comienzas a salir del túnel, cuando la oscuridad y tus depresiones internas comienzan a ser sustituidas por luz y libertad (que una depresión te quita la libertad no física, pero si espiritual) uno se da cuenta que las ostias a veces son bienvenidas, porque te enseñan. Uno puede permitirse el lujo de morirse por dentro en su proceso de recuperación, pero siempre siendo consciente de que está muerto, y de que solo es una forma temporal. A veces necesitamos esa evasión, perdernos un poco en la mierda, e incluso conocer a gente en la misma situación para formar un equipo perfecto. Normalmente la gente que te rodea en tu proceso de recuperación no es consciente de lo bien que te viene, hay gente que puede creer que está de paso en tu vida y sin embargo te están devolviendo a la vida, a esta gente no la pierdas nunca. Y todo lo contrario para aquellas personas que hayan aportado a que estés en la mierda, porque a veces nos creemos que lo más doloroso es perder a alguien a quién amas, y no nos damos cuenta que no hay nada peor que perderse a uno mismo, a esa gente apártala para siempre. Está permitido caer, pero hay que levantarse. Esta permitido morirse temporalmente si es para renacer con más fuerza.
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