Para escribir se necesita inspiración, o al menos eso dicen. Pero, ¿es tan difícil realmente que la inspiración nos toque? A veces sentimos la necesidad de ser amados, vistos, escuchados, pero hoy, hoy yo sentí la necesidad de ser leída.
Pienso que de alguna forma sería interesante contar una historia que, quizás sea similar a la de muchas personas, sí, a esas que van por la vida sin tantas emociones, como yo, pero que aun así disfrutan de ella y de los privilegios de estar donde estamos.
Por mi cabeza pasan miles de ideas e incógnitas, muchas por cierto aún sin respuestas, y sé que posiblemente no solo yo me he preguntado esta; mi talento. ¿Por qué no logro definir mi talento? ¿En qué soy buena realmente? ¿Estás ahí? ¿Te ocultas de mi? ¿Qué debo de hacer para sentirte? Entonces, es por estas preguntas que he decidido iniciar mi camino escribiendo sobre un tema tan común, pero que no deja de tener su importancia.
Empezaría por contar mi vida, pero realmente no quiero volver este escrito un relato personal, o un diario de experiencias vividas, aunque por experiencia propia sé que resultan bastante interesantes, disculpen que me desvíe del tema, pero hasta cuando escribimos las ideas pasan por nuestras mentes, y resulta bastante interesante cuando las dejamos fluir, definitivamente la mente es una creación divina, estoy totalmente segura de eso.
A la edad de los dieciocho años (cuando sales del colegio) se supone, como regla u obligación básica, que debemos de saber y estar decididos sobre cual será nuestro futuro, qué queremos estudiar, en qué queremos trabajar, dónde queremos vivir, etc.
¿Han pensado en la cantidad de días que tienen dieciocho años?, tiene seis mil quinientos setenta días, no lo he hecho con mi mente, claramente he usado la calculadora, pero esta no es la idea, el punto es, que vivimos en promedio hasta ochenta o noventa años los cuales serían veinte nueve mil doscientos días, en menos de un tercio de nuestra vida se supone que ya debemos saber quiénes seremos, ¿pero qué clase de paranoico estableció estos tiempos? lo que si está claro, es que el tiempo es relativo, a mi me parecerá una pequeñez contar con apenas dieciocho años para decidir sobre mi futuro, pero a otros se les hará una eternidad.
Existe una pregunta, podría considerarse una pregunta universal, a todos o si no a la gran mayoría nos la han planteado, apuesto a que sí, ¿y tú qué quieres ser de grande? Una pregunta la cual llega a tener una respuesta en menos de un minuto, si es contestada por un niño, claramente. Ahora bien, hazle la misma pregunta a un adolescente o adulto, verás cómo es una de las preguntas que más nos cuesta responder, nos tarda alrededor de cinco años de colegio pensarlo, salir y aún no encontrar la respuesta, más del cincuenta por ciento no sabe qué hacer con su vida, y yo, yo estoy dentro de este porcentaje.
No crean que escribo con la intención de ayudarlos, no estoy capacitada para eso, menos si me consideran una persona sin experiencia, si aún continúan leyendo con la esperanza de encontrar respuestas a mis preguntas, que quizás son las mismas suyas, me gustaría que prosiguieran junto conmigo, quizás al final sepamos juntos cuál es la verdad detrás de nuestras dudas y temores, los cuales, por cierto, no solo a los adolescentes aquejan.
Las redes sociales a veces resultan ser un arma de doble filo, y no lo digo por las razones que todos ya sabemos sí, sí, esas de contenidos inadecuados, imágenes o vídeos, sino porque vemos el éxito ajeno, de una manera sobrevalorada, como suele mostrarse en estas plataformas, nos hace dudar sobre nuestra existencia, cuando vemos que a una persona quizás de nuestra misma edad, le está yendo exitosamente bien, dudamos sobre nuestro camino, dudamos sobre quienes somos, nos preguntamos que estamos haciendo y hacia donde vamos. Solemos juzgarnos duramente, hasta pensar que este trabajo llamado vida lo estamos haciendo mal, los seres humanos tenemos una pizca de inseguridad, lo sé, estoy mintiendo, tenemos muchas de esas pizcas, y eso está bien, no tenemos que ir por la vida fingiendo estar seguros de todas las decisiones que tomamos, a veces es bueno sentir miedo, arriesgarnos, saltar y así aprender a volar.
Pero aún así, creo que lo importante es que mientras tenemos todas esas dudas en nuestra gigantesca mente, sigamos con nuestra ruta, no dejemos volar el tiempo, quizás algún día mientras tomamos el café por la mañana nos llegue esa «chispita» de inspiración, esa chispa que nos abrirá miles de puertas que ya estaban abiertas, pero que por razones desconocidas no podíamos ver.
Supongo que ya se han enterado de que no soy escritora, pero les confieso que yo me lo estoy empezando a creer, alguien por ahí dijo que lo bueno de escribir es que todos podemos hacerlo, es lo que importa ¿no?, pues yo soy escritora. Sé que podría ser algo pasajero, pero ahora mismo lo creeré así y de paso les confieso que realmente lo estoy disfrutando.
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