Danza desencadenada.

Danza desencadenada.

Felipe Echeverri

12/07/2018

Las cenizas de mi cigarrillo
Volaban con delicadeza
Entre el césped de un caluroso día.
Parecía que danzaban
Un tango al compás lento
Del bandoneón y un triste violín
Que sin prisa
Entonaban cuan hermosa
Melodía melancólica.

La pesadumbre del recuerdo
Que deambulaba sola
Entre mis anhelos de un futuro
Sirviendo de lastre
Para mis aspiraciones.
Seguí observando
Como oscilaba la ceniza:
Algunas portaban un velo blanco
Otras con un suave gris
Y las más viejas iban de negro.
¡Que fascinante desfile!
Las inquietas cenizas
Similares a mis ilusiones
Que se mecen y se mecen
Hasta que desaparecen.

El teatro cerró sus puertas
Cuando el último suspiro
Fue exhalado
Las últimas palabras
Fueron citadas
Los últimos versos
Entregados
Y la colilla al suelo
Como mis pies al asfalto.

Sigo soñando con rencuentros
Y danzas de verano
Que se dan
Cuando nadie está observando
Y ahí esta…
La sigilosa belleza de la vida.

Teatro de sombras.

Mi casa
Como un teatro de sombras
Entre la penumbra de la noche
Donde suelo escabullirme
De un lado a otro
En busca de un poco de esperanza
Para lograr sobrevivir.

Y luego
En la madrugada
Olvidarme
Olvidarme de aquella criatura
Que acecha
Desde la fría oscuridad
Sin prisa
Y con un poco de melancolía.

Déjame.

Déjame
Déjame reposar entre tus labios
No importa si mañana te marchas
No importa si el olvido llama a tu puerta
No importa si mi amor no puede cubrirte esta noche.
Déjame reposar entre tus labios
Y arrúllame con dulces palabras
Que galopen sobre mi espalda
Y recorran mis cienes
Dejando en mi… su más bello recuerdo.
Déjame reposar entre tus labios
Que ya no tengo a donde ir
Porque no soy de ningún lugar y nunca lo fui
Porque libertad grita mi boca
Pero cuando observo tu sonrisa
Ella se equivoca.
Déjame estar en tu regazo
Que la noche cae y se esparce en nuestros cuerpos
Y con ella trae el frío de esta agonizante soledad.
Pronuncia una vez más mi nombre
Y sabré que estoy seguro
Sonríe de nuevo
Y seguiré erguido y de pie
Mírame fijamente
Y sabré donde quedarme.

Lejos.
Quisiera que mi materia
Se desparramara en el vacío
Haciéndome infinito
Y parte de los sistemas.
Que mi mente
Fuera conservada
Como un agujero negro
que devora todo a su paso
Con elevación trascendente.
Quisiera que mis moléculas
Conformaran constelaciones
De inquietas estrellas
Sin pudor a brillar.
Quisiera estar en un lugar
Lejos de mi razón
Donde pueda observar los astros
Y contemplar las maravillas
Intangibles.
Viajar sobre todos los universos
Y estar fuera de mi jaula
Ser libre sin condición.
Allá lejos en mi intimidad
Lejos del dolor
Y de cualquier abstracción
O sentimiento mortal.

Cuando encuentre paz.

Cuando encuentre paz.

Cuando encuentre paz… no volveré a tus jardines
De hermosos aromas y abundantes colores.
Cuando encuentre paz… no volveré a sobrevolar tus cielos
Plagado de estrellas y de sublime oscuridad.
Cuando encuentre paz… no volveré a tus calles
Ni ver las personas que habitan en ellas, ni aquellas que tienen un lugar especial…
No volvere
Cuando encuentre paz… seguramente tú estarás en ese lugar de ensueño
¡Oh, tus ojos brillaran con pasión imperecedera!
Mientras yo me marchare en silencio, como un ave herida retornando a sus horizontes.
Cambiaría todos mis planetas por tu galaxia
Pero tu dejas todo niña tonta… tu lo dejas todo.
Tengo la certeza de que me quisiste…
O me quieres, o me querrás, cuando ya no esté.
De que brillabas mientras acostados en el cesped
Observabas figuras en aquel cielo nuestro.
Tengo la certeza de que sonríes cuando mencionan mi nombre
O al menos sientes una pesadez muy dentro.
Tengo la certeza de que mi recuerdo pasa por tu cabeza
como un vagón cargado de sentimientos efímeros como tu estadía.
Pierdo la esperanza de volverte a encontrar….
Porque no estarás… no estarás en tus terrazas o en tus balcones…
No estarás esperándome en la sala de estar, con prisa de marcharnos…
Ni en tu habitación, ni en la mía… porque no estarás.
Te recordare en los aromas, en el canto de un pájaro nocturno, en el café de un ocaso, en la brisa de una tarde, en el fin de semana, en los lugares que hablan de ti, en la prisa entre el trafico, en las esquinas de los semáforos, en el asfalto derramado y hasta en las letras de mi regazo.

Cuando encuentre paz… de seguro… el resplandor de tu cielo ya no me iluminara.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS