Todo muere, todo nace y al mismo tiempo todo continúa en una constante debacle sin sentido, en la que hasta el grito más aterrador, quedará ahogado entre tanta muchedumbre que no ve más allá de su propio ego. ¿Por qué entonces tanta belleza sin sentido? ¿Por qué sentir, que quieres albergar todo el mundo en un solo instante, en una sola mirada, en una sola bocanada de aire, y aún así parece que nada es suficiente?
Nada es suficiente ante las ansias de un mundo que no es capaz de escucharse ni a sí mismo, porque tampoco sabe muy bien qué es lo que quiere decir; y aunque lo supiera, para qué expresar, si ni siquiera estamos atentos ante lo más hermoso de toda nuestra existencia, que es la existencia en sí misma.
Es realmente abrumador sentir, que tan solo somos una minúscula partícula de todo un Universo en el que probablemente, todo lo que se diga en voz alta, resuene en un eco continúo a través del espacio-tiempo. Pero si por un solo instante, conectamos con cada partícula de nuestro ser, puede que entonces por tan solo un instante seamos capaces de sentir todo lo que nos rodea. Aunque, ¿qué es realmente lo que nos rodea? Hablo de todo en si mismo, que no es más que una parte al mismo tiempo de cada uno de nosotros.
Podríamos dejarnos fluir en un viaje como el agua, ser el agua en lo más profundo de lo que esto a su vez significa y conlleva.
Imagina por un momento, que tan solo eres una partícula de agua que cae con el primer rocío de la mañana, dónde comienzan a vislumbrarse los primeros rayos de sol. Poder sentir esa humedad pero al mismo tiempo la calidez. Sentir dos estados al mismo tiempo pero siendo solo uno. Ahora eres esa pequeña, pero valerosa gota de agua, que pudiendo formar parte de una gran masa que la resguardara, sintió la necesidad de acudir a la llamada de la calidez de aquellos rayos, los cuáles no podría sentir desde dónde se encontraba.
Lo que sucede es que el agua es voluble, no es un estado constante, ni predecible. Por lo tanto, su camino no siempre será el mismo. No porque ese camino haya cambiado de posición, sino porque a lo largo del recorrido, habrá diferentes obstáculos e incluso puede que las situaciones se transformen; pero claro, aquella pequeña gota, solo siguió un impulso, en un instante. Así que ahora, se encuentra dubitativa, realmente está aterrada. Aunque si cerraste los ojos y eres esa pequeña gota, sé que no sabes muy bien cómo continuar o enfrentarte a lo que te espera, pero no desesperes, el viaje solo acaba de comenzar.
Sin embargo, cambiemos solo por un instante; el prisma de la situación. ¿Qué pasaría. si por un instante decidieses arriesgarte? ¿Qué pasaría, si no controlaras la situación pero te dejaras fluir, permitiéndote sentir, cada paso que vayas dando?
Probablemente, al principio asuste pero recuerda, ¡Eres la gota!, así que no hay vuelta atrás, la nube quedó a metros de distancia y lamento decirte que las gotas no cuenta con pies para regresar de vuelta, así que no te queda más remedio que dejarte caer.
Al principio, es un vacío inmenso, que te deja totalmente perplejo como si el mundo desapareciese, porque… ¿cómo va importar nada frente a la nada? En tan solo unos segundos más, quedarás esparcido en el recuerdo de lo que pudiste llegar a ser y ni siquiera fuiste. Todos los recuerdos, vienen en ese preciso instante. Pero de pronto, en tan solo un segundo, ya nada más te preocupa.
Pero, ¿qué sucede? Una ráfaga de aire, te lanza en otra dirección. Bajas a toda velocidad sin embargo, otra fuerza te sacude con tanta energía que agita todo tu ser. Sin dejar ni un solo espacio o lugar de ti mismo, sin dar la vuelta a cómo estaba. Aunque al principio fue algo inesperado e incluso bastante violento, se ha transformado en una brisa que te mece con suavidad. Sientes que va en alguna dirección, no se puede decir a dónde porque esta sensación es realmente placentera. Sentir cómo te balanceas suavemente, es realmente agradable. Parece que sonara una música casi imperceptible, que acompañase este baile al compás de la brisa.
La danza continúa hasta que de pronto sientes quietud, como si reposaras en el lecho más reconfortante que nunca antes hubieses sentido, así que decides echar un vistazo. Estabas tan absorto en aquel inesperado viaje desde que comenzaste, que no imaginabas que fueras a formar parte de la mayor empresa de toda tu vida.
Miras a tu alrededor, son caras desconocidas pero para ti dejan de serlo, en el instante en el que ves esos rostros sonrientes. Caras amigables, que sienten la misma dicha que tú por encontrarse allí. Pero lo que realmente te deja sin palabras, es que están alegres por estar contigo en ese instante, porque sin tí, habría un hueco inmenso que no podría completarse con nadie más.
Ya no eres una gota temerosa que no sabe qué sucederá. Ahora eres el inmenso océano que recorre cada espacio de la Tierra, y está allí dónde la vida va buscando abrirse camino. Ahora eres parte de un Todo así que, sonríes al pensar, que nunca hubieses imaginado cuál era tu propósito. ¿De qué sirve buscar una posición o un lugar adecuado, si carece de sentido?
A veces, buscamos más allá de nosotros mismos, olvidando mirar en aquel lugar dónde siempre se hallaba la razón de nuestra búsqueda.
Sé como el agua. Déjate fluir. Logra adaptarte ante cada situación para dejarte sorprender, de la gran dicha que se siente, cuando tan solo sientes y no tratas de juzgar o controlar todo aquello que te rodea.
Sé tú mismo, sí, pero sin olvidar que todo se ve más hermoso, cuando somos capaces de formar parte de un todo siendo, quiénes queremos ser.
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