Comienzo de un Méjico exótico

Comienzo de un Méjico exótico

Viviana Wydler

17/07/2017


El exceso de aires volubles dieron pauta a la tremenda turbulencia que me despertó de un profundo sueño, para ser honesto un muy mal sueño, el aire me hizo un favor; nunca nadie lo nota pero es impresionante como los sueños se coluden al son de la realidad, por el momento, no se cual es mejor, ni en cual deseo quedarme mas tiempo. Exaltado por el caos provocado por la turbulencia decido ir a despejarme al baño; caminando como borracho por el movimiento y mi mareo me tropiezo con los ojos verdes de una torpe chica a la que había ayudado, no lo note antes y tampoco sabía si era el mareo y la altura pero me parecía mas linda de lo que recordaba. Me reconoció de inmediato y soltó una ligera sonrisa de agradecimiento por ayudarle con su pesado equipaje minutos antes de subir al avión, pero no ofreció mas que una muestra de amistad. Regrese la sonrisa y seguí mi traqueteado camino al baño. Me lave la cara y mire un rostro acabado, una sonrisa evacuada y unos ojos azules mas muertos que el cielo que nos acorralaba. Regrese a mi asiento y dormí como un bebé.
“Queridos pasajeros, gracias por viajar con nosotros”. Desperté con el dulce sonido casi robótico de la aeromoza anunciando mi llegado a Méjico. Dulce y querido Méjico.. que me espera en el país de maravillas, leyendas, mujeres exóticas, diversidad cultural y comida picosa.
Al salir del avión una brisa polvorienta arraso con mi garganta dándome el cosquilleo de un nuevo comienzo, un nuevo aire. Google Maps me recomendó una serie de rutas para llegar a mi destino, me decidí por usar el famoso metro de la Ciudad de Méjico, así pagando 5 pesos por serenata gratis y agarrones de nalga. Llegué a un hotelucho en la bohemia calle de Regina, cerca del centro. Un hotel cayéndose a pedazos pero con una tranquilidad y la mejor vista a los atardeceres donde me iba a proyectar de ahora en adelante. Descanse un rato. Salí a las 11:06 de la noche a tomar una cerveza y mezcal, es lo que recomendaron. A dos calles de Regina encontré un exquisito lugar mexicano con una vista negra de adentro hacia fuera. “La Flaca” la casi cantina mas frecuentada de la región me sorprendió con deleites de mezcal, de todo tipo de agave. Evidentemente y como todo buen extranjero después de la séptima ronda invitada por una belleza de mujer ya no me acordaba de mi nombre, mi razón o mis penas. Salí con Tamara hacia mi hotel alrededor de las 4 AM fundidos. Al llegar le ofrecí agua y una incomoda charla que me daría el momento perfecto para interrumpirlo todo y besarla. Así paso, desperté solo al siguiente día.. Tamara no se quedo, pero si me hizo subir al cielo y ahora les diré por que.

Amanecí camino a Oaxaca.

El paisaje de una carretera de muerte por tus lados, de un verde mojado y abundante acompañado de unas nubes cremosas que se alineaban con mi vista me hacían creer que estaba en el cielo. El abismo a mis lados me daba la sensación de vértigo pero nada me quitaba mi duelo de sentirme como con una canción delicada y de un nuevo comienzo como fondo, me sentía pleno y que todo estaría bien. Mi primera parada después de estar unos minutos en el centro de Oaxaca que bien conocería de regreso de la playa fue en un pequeño bosque de hongos en medio de la carretera, San José del Pacífico. La misticidad que dejó María Sabina sobre la neblina que cubría el pueblo te daba la calidez de unirte a él.
Me quede en un cuarto compartido en unas cabañas adentradas en el bosque, la tradición decía que quien llegase a San José debía probar los hongos y mucha gente lo hacía pero sin el conocimiento de que los hongos solo reflejan lo que ya hay dentro de ti y si no estas preparado para ver el lado oculto de tu mente te resultará doloroso. Mi lado presencial me parecía bastante malo que no me daban ganas de probar a mi suerte pero si sentía ganas de una “purificación” como un temascal. Delicioso y frustrante, la constante falta de aire en una casa pequeña de rocas infernales, con 20 personas adentro hicieron mi sueños lúcidos. Salí temblando pero el primer respiro fuera del temascal me dio una nueva vida. Mis compañeros de cuarto eran muy amables, unos hermanos japoneses de aspecto muy viajero durmieron en las literas de abajo, mi compañero de techo era un argentino muy callado pero simpático, por lo menos no estaré solo esta noche. Antes de que cada quien decidiera hundirse en su mundo convivimos y contamos nuestras historias alrededor de la chimenea del cuarto. Cada uno tenía su propio infierno y su razón para estar en una parte escondido del mundo. Con un glorioso café de la sierra en mi mano me sumergí en las historias de viajes de mis compañeros.. cuanto me faltaba a mi por experimentar, quizá en unos meses alguien me vea y se emocione por mis historias de la misma manera en la que yo me estoy volviendo loco por escuchar mas y mas de las aventuras que todos han tenido la tierra de los dioses aztecas. Si escucharan las historias sabrían que todo lo que alguna vez han escuchado de Méjico por mas exótico que parezca es cierto, aun no puedo terminar de procesar todo por que suena que a que se lo han sacado de la manga.

Me encuentro apunto de dormir y mi mente se limita a pensar que aunque no fuese cierto lo que esta noche me habían contado me quedaría con la verdad de que me enamore de las historias y por lo mismo las voy a creer, tendré fe en que ese Méjico si es un verdadero cuento de hadas hasta comprobar lo contrario.

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