Sentado frente a la ventanilla del tren el hombre deja divagar su mirada sobre el paisaje mientras sus manos aprietan con marcado nerviosismo el recipiente de plástico en donde transporta el semen que ha recolectado esta mañana.
Necesita con ansiedad llegar a la Clínica de la ciudad, en donde desde hace seis meses sigue junto a su esposa un tratamiento especial con el cual esperan tener a su primer hijo.
Es sin lugar a dudas una carrera contra el tiempo pero la tecnología medica ha permitido que los espermatozoide se conserven en buen estado y por un tiempo determinado en estos recipientes plásticos especiales.
El visible y marcado nerviosismo de Julian se debe al proceso posterior que sigue en la Clínica en donde una vez insertados en el útero de su esposa, comienza una carrera contra reloj de millones de espermatozoides y solo uno de ellos lograra penetrar el ovulo femenino dando inicio al ciclo de la vida, en este insólito viaje al futuro.
Pasados los minutos el tren bala se detiene y a toda prisa el hombre dirige sus pasos en dirección a la Clínica al encuentro de su amada esposa, quien ha pernotado en el local ya que la pareja vive y trabaja fuera de la ciudad.
La cara de Maria se llena de felicidad al ver a Julian y después de un fuerte abrazo y apasionado beso, los dos entran al consultorio en donde el medico da inicio al proceso. Transcurrido un mes la joven pareja recibe la noticia, de que el proceso ha sido exitoso. Muy pronto serán padres de gemelos.
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