Una solemne madrugada, como grillo nocturno una voz me despierta por dentro, fue una luz, un despertar, tan sólo sabía que tenía que hacerlo; mis ojos totalmente negros estaban lejos de algún haz de luz pero aun así iluminaban estrofas de verdad; he visto el más allá y el después también.
Me levanto de la cama mientras el faro de la calle con su tenue luz ilumina mi rostro, me siento en una de las banquetas del comedor y durante las próximas 5 hs en tranquilidad, sin pensar, sin sentir y así reposé.
Se hizo de día y el comienzo de un nuevo despertar estaba a punto de llegar, he de sacar mi ser, tan solo dejar una diminuta parte para el accionar; sin saber hacia dónde caminar detecto algo extraño entre los verdes del patio, aquella puerta ¡Antigua viajera dimensional, abre tus puertas y déjame entrar! He de entregar el conocimiento de todas las cosas.
Ellos aparecieron y esta vez nada los detendría, ahora el mundo volverá a estar en paz. Mi cuerpo se desvanece, mi yo superior contempla las blancas costas en el fin de los mundos, universos paralelos se reflejan en mis pupilas y un nuevo viaje comienza.
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