En un día como cualquier otro, en una escuela secundaria de Colombia a varios estudiantes que estaban cursando el noveno grado les habían dado una noticia en la que les decían que a la próxima semana harían un paseo a una ciudad que les encantaría, también les dijeron que podrían llevar a alguien con ellos siempre y cuando llevara el dinero necesario.

Ese día en la secundaria, todos los estudiantes a quienes les habían dado esa noticia, no paraban de hablar de lo que podrían hacer al llegar a la ciudad de piedra.

Uno de los chicos que se llamaba Sergio, no demostraba estar tan emocionado y es que ya le había pasado en unas ocasiones que se llenaba de esperanzas y de ganas de ir a un paseo que para él se hizo más fácil permanecer así. Y de esa manera no se decepcionaría si no tuviese la manera de ir.

Cuando llego a su casa le conto a sus padres, y ambos estaban de acuerdo, a Sergio lo dejarían ir, pero tendrá que ir con su hermano mayor, el que solo tenía un año más, él se llamaba Antoni.

Entonces no solo iba a ir Sergio, sino que iría con su hermano el cual también invito a un primo. Siendo tres lo que iban a ir de la familia, tan solo esperaría a que pasara esa semana.

Días más tarde.

Ya había pasado esa semana y cada día para ello fue una eternidad, pero en este momento tenían todo preparado y ahora tenían que ir a la escuela, y allí tomarían el bus.

Al llegar a la escuela, podían ver que el bus no llego sino treinta minutos más tarde de la hora que estaba en las boletas, a ellos no les molesto, pero tampoco les gustaba mucho, claro, eso no era tan importante ya que al subirse al bus estarían en camino a la ciudad de piedra.

Minutos más tarde de haber salido, el bus paro, y a él se subió una señora que dijo en vos alta que, si alguien quería irse a otro bus, ya que este estaba demasiado lleno.

Inmediatamente escucharon esas palabras, Sergio, Antoni y su primo, levantaron la mano para irse de este bus a otro.

Entonces tomaron sus cosas y seguirían a la señora hasta el otro bus que estaba tan solo a unos pasos de distancia, al momento en el que se subieron podían ver que este estaba casi vacío, pero les parecía mejor puesto a que podrían respirar con mayor tranquilidad.

Siguieron su viaje y cuando llegaron solo fue cuestión de buscar un lugar en donde dejar sus pertenencias para entrar en la piscina, ese día fue increíble para ellos, pero llegaba el momento en que tendrían que irse a su casa.

Al subirse nuevamente al bus, Antoni y su primo se sentaron en los puestos que estaban en el frente, mientras que Sergio se fue a los últimos asientos y de esa manera podría relajarse. Antes de que el bus comenzara a avanzar paso una señora vendiendo unos dulces de chocolate y Sergio se compró uno para comer en el camino.

Unos minutos después de que el bus comenzó a avanzar, dos chicas se acercaron a los últimos asientos, pero no fueron directamente a hablar con Sergio, sino que querían hacerse en las ventanas para refrescarse con la suave brisa.

Querían que Sergio les diera su asiento, pero él se negó aun así las chicas no se fueron, ellas se quedaron del otro lado del asiento.

Sergio las volteaba a ver de momentos, pero no se atrevió a hablarles, pero un momento después una de ellas se acercó a él, aunque lo hizo para preguntarles si había visto algo que se le perdió

Él no le pudo a ayudar con lo que estaba buscando, pero si le comenzó a hablar, poco a poco se iban conociendo más, se dieron cuenta de que ninguno de ellos era del país en el que estaban, la señorita era de arabia mientras que Sergio era de otro lugar.

Ellos también tenían la misma edad, lo cual les gusto, siguieron hablando, pero sabían que en algún momento dejarían de hacerlo ya que el viaje hasta casa se terminaría en algún momento.

Ellos estaban hablando y llego un joven que se sentó en medio de ellos dos, lo cual les impidió que siguieran haciéndolo, entonces Sergio se cambió de asiento y un momento después la señorita con la que hablaba se fue hacia donde estaba el.

Ellos no se querían separar, ya que al parecer se habían enamorado, pero a pesar de ello solo hablaban, lo que paso unos minutos más tarde fue que la señorita dio una vuelta y subió las piernas de ella en las de él. Lo cual a Sergio le gusto bastante, y él no podía dejar de ver su rostro, en especial sus ojos.

Él se perdió en su mirada, y estaban a punto de darse un beso cuando el bus se detuvo, eso les corto el momento y en el lugar en el que se detuvo era en el que Sergio se tenía que bajar.

Entonces la señorita se fue hasta la puerta, mientras los chicos recogían sus cosas, ya se había bajado Antoni y su primo, pero él iba en ultimo y quería despedirse de la señorita, y cuando lo estaba haciendo le pidió su número de teléfono a lo cual ella no se pudo dar dado a que no lo sabía y ese era el objeto que estaba buscando cuando le hablo a él.

Antes de bajarse Sergio se sentía un poco mal, por no conseguir su número, pero aún más por no poder darle un beso a la señorita que le había gustado, al bajarse le dio un pequeño beso en su mejilla, ya que frente a todas las personas que estaban allí, no sería el momento apropiado para hacerlo.

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