Zenda Acacio una mujer inteligente y muy trabajadora, con mas de 30 años, hace mas de 20 años no tiene un trabajo fijo, así que todos los días se levanta y sale a vender diferentes productos hechos por ella, así se gana su sustento y el de su hijo, hay días que sus ventas no son muy buenas y les toca comerse los productos que hizo para que no se le pierdan y pues porque no tienen mas, su sueño siempre a sido tener un restaurante propio, lo a intentado varias veces y no a salido adelante, a pesar de que su sazón es deliciosa, su administración con la plata no es muy buena, es muy trabajadora todos en su barrio la conocen, pero el vicio que tiene es mortal, endeudarse es el peor de los vicios, y este es el que no le a permitido triunfar a Zenda en el mundo de la cocina.
Nunca se queda quieta, hace unos meses salio de una operación y tan solo una semana después volvió nuevamente con sus ventas, y es que con que ganas se va a quedar postrada en una camilla si es Ella la que mantiene a su hijo. Aunque era casada, se separo hace 1 año y quedo sola con su hijo, tiene mas hijos pero nunca la llaman, ni la visitan. Así que cada día por mas enferma que este Zenda sabe que si no se levanta de la cama nadie alimentara a su pequeño.
Su rutina es la misma cada día. Se levanta alista a su hijo para el colegio lo lleva y retorna nuevamente a su casa para preparar los productos que llevara a vender, al terminar su preparación sale a recorrer las calles para venderlos, su recorrido termina tipo 8 de la noche, hasta esa hora es que la vecina de su barrio le puede cuidar a su hijo, así que se va nuevamente para su hogar, al llegar le prepara la comida a su hijo, lo acuesta y Ella saca las cuentas de lo que vendió, pero al separar lo que debe no le queda nada y se le vuelve hacer fácil sacar un préstamo.
Lleva endeudada mas de 10 años y nunca termina de pagar las deudas porque siempre las renueva y las renueva. Cada noche llora en silencio para no preocupar a su hijo, ya se siente cansada y quisiera dejar de trabajar pero sabe que no se puede dar ese lujo, así que voltea y mira a su pequeño y El es quien le da la fuerza para continuar, se levanta se seca sus lagrimas y se retorna de nuevo a la cocina para adelantar lo del día de mañana.
Una vida matadora, pero Zenda la soporta por su hijo, a veces piensa en sus otros hijos y le da nostalgia, pero de algo si esta segura y es que algo tiene sus deudas que ver con que sus hijos no la busquen.
Se baña, se acuesta hasta que entre lagrimas y gritos en silencio cae rendida… Mañana sera otro día igual para la pobre Zenda.
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