…por fín la independencia, mi piso, a 35 años unido a mi compañero de vieja y a un banco, pero mío a fin de cuentas. Solo me faltaba el cambio de trabajo…y ahí estaba yo…sentada en la oficina de un polígono, viendo como la chica de pelo negro y sonrisa contagiosa intercambiaba los roles…ella me convencía a mí para que formase parte de su plantilla…cosas de los inicios del 2000, y te sientes importante…tanto que acepté, todos los semáforos eran verdes!!! Ambiente tranquilo, poco o ningún plan de ascenso, pero empresa dirigida por un jefe joven, astuto…y con una fachada en la oficina que no hacía entrever que no era tanto la realidad como quería aparentar…pero un buen coche, los viernes tardes libres para reunirnos todos en el bar, cenas de risas, amistades que se forjaban…no importaba lo demás…hasta que le vi, mi compañero. Estoy segura que le conocía si haberlo visto nunca…todos mis sueños dentro de 1,90 de estatura, antipático al principio, serio y distante, algo cambió en mi vida, aún ahora, habiendo pasado 13 años, dos de los cuales pasé a su lado…siempre que pienso en la casualidades de la vida, en esas historias que pudieron haber sido y no lo fueron, esa imagen cuando ves a una pareja…lo recuerdo.

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