Trabajar, para la vida palear

Trabajar, para la vida palear

Chile país con poco más de 200 años de vida independiente. El país donde crecí y me desarrollo actualmente, como; padre, esposo, jefe de familia, estudiante y trabajador asalariado. Es sin embargo uno de los con mayor desigualdad salarial y laboral.

Por contra-parte; políticos de gobierno y oposición, economistas y otros expertos, utilizan falacias de autoridad (como nuestra participación permanente como miembro de OCDE) para defender sus posturas y decir abiertamente «Chile es ejemplo de progreso», incluso el mismo Milton Friedman lo catalogó como «El milagro de Chile».

Cuando realmente y cito a un economista inglés (Robert Hunziker), quien expuso: En Chile hoy la denominación de esclavo se cambió por «trabajador y en lugar de intercambiar comida y alojamiento, se le otorga al trabajador de 500 dolares por mes».

Es esto, la esclavitud moderna, en la cual nos sentimos libres por acceder a ciertos objetos de satisfacción y placer, a costa de, enclaustrarnos y volvernos esclavos del trabajo. Considerando por lo demás que somos el país con más carga horaria laboral (alrededor de 2.100 horas hombre anual), solo siendo superados por México.

Por otra parte, la mayor desigualdad se ve reflejada en los miserables sueldos que perciben la mayor parte de la población, siendo el 90% de la población la que recibe remuneraciones inferiores a los (1000 dolares mensuales aproximadamente), por lo cual mucha de la riqueza, es amasada por unos pocos, curiosamente, los que tienen ese grado, también controlan la: política, medios de comunicación, productos de necesidad básica, conectividad, etc. Haciendo de esta economía un monopolio, donde es fiscalizador y legislador, son uno, haciendo la brecha muy delgada entre trabajadores de bajos ingresos e ingresos medios versus los trabajadores de altos ingresos.

Es por esto necesario, que exista una legislación implacable, para castigar así a quienes se burlan del sistema y esfuerzo de todo un país. Coludiéndose, para perpetuar el poder, repartir ganancias exorbitantes y hacer obtener ventajas a familiares y amigos, para alcanzar puestos o favores a cambio de dinero u otros.

El estado es quien debe garantizar, de la mano por supuesto de una educación de calidad, leyes acordes a la situación actual, educación que imparta,conocimientos más allá de los números y gráficos estadísticos. Educación que nos vuelva seres pensantes, lógicos y sensibles, ante el mundo que espera mucho más que la «ética empresarial», más bien busca una ética moral consciente de que somos seres humanos en igualdad de clase y que por consiguiente tenemos los mismos derechos y deberes dentro de esta sociedad y nación, en este largo y angosto país al fin del mundo llamado Chile.

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