La vida de un reponedor, a la vista de todos, es una vida aparentemente fácil y llevadera. Aunque en realidad no es así.. Mucha gente no querría este trabajo ni de broma, otros lo aceptarían a la primera pensando que es un trabajo de pocas horas y sueldo más o menos bueno y se equivocarían por completo (como yo).

Yo os voy a hablar de mi caso personal.

Mi jornada comienza los martes a las seis de la mañana hasta las doce del mediodía, parece poco pero no tienes un solo minuto para dar un descanso.

Durante la mañana te vas a encontrando con personajes muy singulares que te piden todo tipo de cosas, ya sean clientes (la mayoría ancianas) o trabajadores del supermercado que piensan que son algo mejor que tu.

Siempre hay un jefe tocapelotas que te manda hacer recados que son cosa suya y lo haces por tonto y cuando crees que has terminado te llaman para ir a cualquier otro lugar por la tarde sin poder comer.

A poder elegir no elijan esta vida queridos amigos, hay cosas mejores.

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