Ayer fue mi primer día de trabajo

Ayer fue mi primer día de trabajo

Ayer fue mi primer día de trabajo. Me presenté a primera hora y busqué al jefe. Era una persona muy amable que me dio la bienvenida. Le pregunté: ¿dónde tengo que ponerme a trabajar? Se encogió de hombros y me dijo: no lo sé. Un compañero que pasaba cerca nos oyó hablar y muy amablemente se unió a nosotros diciendo: creo que sé dónde hay un hueco para ti. Acompáñame.

Feliz por esta ayuda le seguí con ilusión. Llegamos a una habitación y entramos. Aquí te puedes quedar. Miré y sólo vi cuatro paredes desnudas con una ventana que dejaba pasar un sol radiante. ¿Y dónde trabajo?, pregunté. Se encogió de hombros y respondió: date una vuelta por ahí a ver si encuentras una mesa y una silla. Luego te compras unas persianas para que no te moleste demasiado el sol vespertino y un ordenador para que puedas empezar a trabajar. El baño está al final del pasillo. Y se marchó.

En ese momento recordé lo que me había costado llegar hasta allí. Cinco años de carrera universitaria, cuatro de doctorado y cuatro de posdoctorado. Total, 13 años preparándome para amueblar un cuarto perdido de mi Universidad.

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