“Gracias madre santa por criarme a mí y a mis cinco hermanos”, repetía Angel Castillo D`Ambrossino cuando lo conocí.

Angelito es argentino, santafesino del norte propiamente, de padre peruano y madre criolla.

Es el más chico de los hermanos Castillo. A su padre nunca lo conoció ya que desde que él nació se fue a Perú y jamás regresó.

Hace diez años, de la mano de esa madre tozuda y cojonuda, llegó a una villa del conurbano bonaerense. ¿Y que novedad?, en Villa Comanche la vida es difícil.

La pasión de Angelito fue siempre jugar al fútbol en la villa con amigos, sobre calles rotas e inundadas. Un experto en el arte de dominar el balón sobre tierra, piedras y asfalto deformado por el calor. Fanático de la playstation, la polenta con queso y choclo de su madre, la cumbia santafesina y de Gloria, la chica más linda del colegio.

Angelito tiene 15 años y la vida lo golpeó con la necesidad. Su madre hizo lo que pudo pero nunca alcanzó. Siempre faltó algo aunque los hermanos se la rebuscaron incansablemente por conseguir alguna una -changa-.

La vida les pegó duro a Angelito y sus hermanos. Como dice el viejo Macedonio, un histórico de la Comanche, “La villa es la vida desnuda, con rollos, cicatrices, celulitis y pelos por todos lados, muchos pelos”.

Los monobloc de la Comanche son una fortaleza donde ningún forastero se hace el -pillo- porque sabe que no sale. La policía ni asoma pero ahí el que las hace las paga.

Los fines de semana hay torneo interno, -La Champion Lig Comanchera-. Angelito es tri-campeón. Desde los diez años la rompió con los grandes y desde los doce juega en las inferiores de Racing Club.

Angelito es un mestizo de nariz aguileña, medio chueco, retacón y fuerte, muy fuerte. El mes próximo cumple 16 y hoy, 22 de Marzo, está viviendo el día que va a cambiar su vida.

Si bien juega en la cuarta, hoy entrenó con la tercera en la cancha auxiliar de Racing. Está sentado en el césped, mirando hacia arriba esquivando las luces del estadio que lo encandilan. Cuando me acerco me susurra emocionado “No lo puedo creer Coquito. Hoy le metí cuatro goles a Castilla y me acaban de decir que el domingo voy de titular en Primera, de local, con Instituto”. No va a llorar, aunque los ojos se le llenan de lágrimas. “Cuando le cuente a mi vieja y a mis hermanos”, agrega casi atragantado por la emoción. Tiene hora y media de viaje para llegar a casa y contarle a los suyos. No tiene celular ni plata para hacer una llamada. Por su carácter retraído ni siquiera se anima a pedir un teléfono prestado.

Finalmente esa noche hubo festejos en la villa. Los $2000 guardados en casa de Angelito se reventaron en asado y vino. A las dos de la mañana hubo tiros y descontrol.

Pasó el tiempo, estamos en Noviembre del mismo año. Hace siete meses que Angelito debutó en Primera. Es la nueva joya del fútbol argentino. Lleva veinte goles en treinta partidos. Racing lo tiene colocado en el Inter de Milán por veintisiete millones de euros. Durante estos meses hizo lo posible por mostrarse igual con los suyos, pero fue imposible. Todos lo miran distinto y de a poco comenzó a sentirse diferente.

Desde Junio del año próximo vivirá en Milán. Los dirigentes del club le anticiparon doce millones de pesos. Hasta el momento la plata la manejó su tío Hugo, carnicero de profesión y administrador de bienes raíces por adopción. Compraron una casa en Devoto para la madre y los hermanos, invirtieron en un campo en Corrientes, un Alfa Romeo Giulietta para Angelito, la Gran Cherokee para la familia, una moto Kawasaki 1000 para el tío Hugo, etc., etc.

Angelito pasó de negro villero a morocho -fachero- Lo primero que hizo fue tatuarse «Comanche» en el pecho. Ahora viste con ropa DC, zapatillas Nike y tiene un stock de al menos cien gorras.

La villa cada vez está más lejos, solo su hermano Pulpo y su entrañable amigo Sheison se suben al Crucero del Amor. El lujo los acompaña en todo lo que hacen.

Ayer jueves por la tarde, Angel, Pulpo y Sheison, pararon el Alfa Romeo en Avenida Libertador, pleno San Isidro. Bajaron de la nave y fueron hasta una heladería. Pidieron tres cucuruchos de 30cm y disfrutaron del atardecer como tres -bacanes-. Unos diez pibes de un colegio top de la zona se acercaron emocionados para pedir un autógrafo. Angelito posó en selfies con colegialas que lo abrazaban y besaban. Temía que un día lo despierten de este sueño.

Hoy es 22 de Noviembre, esta noche Angelito tiene que cenar con su nuevo representante, el presidente de Racing, el del Inter y tres personas de una marca deportiva. Le avisan que su tío Hugo no está invitado.

De aquí en más el italo-argentino Gianni D´Avonchello manejará la fortuna del cappocannionneri Angel Castillo D´Ambrossino, -Il Angelo Comanchello de Milano-, como lo bautizó La Gazzetta dello Sport. Ahora si, Angelito es una celebridad.

No piso más la villa. De tanto en tanto habla con su madre o la visita en la casa de Devoto. A los hermanos les pasa una mensualidad con la que cambiaron sus vidas. Sobre Gloria no preguntó nunca más.

Contó Sheison que el padre de Angelito intentó en vano contactarlo desde Perú. No hay caso, jamás lo atenderá. Para Angel su madre es una santa que fue madre y padre y solo ella fue quien estuvo en las difíciles.

Hoy Angelito pasa los días en su penthouse de lujo, lejos de la Comanche. En poco tiempo armará las valijas y comenzará su vida en Italia.

Con el tío Hugo afuera, el único resabio de su vida en la Comanche es la compañía de Pulpo y Sheison, que actúan como asistentes y compañeros de ruta.

Coquito Medina / Prensa Racing Club.

FIN

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