Descubriendo el horizonte

Descubriendo el horizonte

Ese día toda la atmósfera que rodeaba a Andrés le pesaba como mil ladrillos en la espalda, todo en su vida venia de revés, aun así, en la oficina trataba de hacerlo todo lo mejor posible, se dedicaba a su labor con esmero, tratando de aislar las mil y un circunstancias que le afectaban y demostrar a los demás y así mismo el fruto de su trabajo; pensaba: bueno algo debe haber bueno en todo esto y si aquí encuentro un alivio para calmar mi tensión, qué más da, me doy por bien servido. En ese momento recibió un correo del superior en el cual le exigía mayor producción de su trabajo, desmeritando todo lo avanzado y los logros alcanzados por él hasta el momento, exigiendo informes, trabajo adicional y horas extras sin remuneración de más por el mismo. Adicional a ello, le notificaba que la solicitud que había realizado sobre sus vacaciones, había sido denegada debido a compromisos de la empresa que requerían mayor prontitud y que por tal, no podían priorizar sus necesidades por encima de las de la empresa.

Andrés, que hasta ese momento había tenido control sobre lo que venía aconteciendo en su vida, se bloqueó mentalmente entorpeciendo con esto la labor que venía realizando. Necesitaba sus vacaciones, llevaba aproximadamente un año sin ver a su familia, lejos, solo y con una rutina diaria de la cual 70% la cubría su trabajo, el resto de lo que le quedaba para él, se le iba regresando a su casa a dormir y comer, sin más compañía que un televisor, en el que se le iba la noche pasando de canal en canal hasta quedar dormido.

Sin embargo, con todo esto simplemente cargo un peso más en sus hombros y continuó con su vida de rutina, anulando cada vez más su propio individuo y sumergiéndose como una máquina en hacer, hacer, producir y producir, según se le exigiera, y pensó: el día de mañana se verán mis frutos y sabrán lo que valgo, mejoraran mi posición en la empresa y todo marchará mejor.

Un día llego como de costumbre a la oficina, tratando de superar el hecho de que ya no estaba con su esposa y su hijo, solo, sin ningún apoyo o compañía; tratando de superar las dificultades económicas que esto le generó y de lograr sus objetivos en la empresa, cuando fue llamado directamente por el superior para que acudiera a su oficina de carácter urgente.

Andrés comenzó a notar que por donde pasaba al dirigirse a la oficina del superior todas las miradas se posaban en él, como si ya estuvieran enterados del motivo de la reunión, y por sus expresiones, parecía no ser buenas noticias las que iba a recibir. Al llegar, pidió permiso para entrar y saludo cortésmente:

-¿Buenos días director, solicitó mi atención?

El director en tono despectivo y de forma que hiciera notar su superioridad respondió:

-Ah sí pase, pero no se siente que no pienso demorarme. Así que vayamos al grano: resulta que la empresa está pasando por una situación un tanto difícil económicamente y al contar con pocos recursos, nos hemos visto en la penosa necesidad de realizar un recorte de personal, por tanto siento decirle que vamos a prescindir de sus servicios y que hasta el día de hoy trabaja con nosotros. Sé que para usted es difícil y créame que lo sentimos de gran manera, pero es una situación que se sale de nuestras manos, ya que usted entenderá que está en juego el futuro de la empresa, pero créame que le estamos inmensamente agradecidos por sus servicios y los años dedicados a nosotros con tanto esmero. No siendo más le deseo mucha suerte y puede pasar donde mi secretaría por su respectiva liquidación.

Andrés se quedó frío, no sabía que pensar, que sentir, era una mezcla de sentimientos que lo envolvían, que lo hacían pequeño cual gusano al que procedían a aplastar sin más. Y así con la angustia de encontrarse desempleado, sin rumbo, sin saber cómo lidiar con sus gastos económicos, a partir de ese momento, se retiró con la mirada hacia el suelo, con el peso multiplicado en su espalda y con la sensación de incertidumbre de no saber qué hacer, hacía donde dirigirse o cómo actuar a partir de ese momento.

Llegó a su casa sin saber cómo, sus pies sabían de memoria la rutina diaria y el camino de regreso, sin comer bocado alguno, simplemente se dejó caer sobre su cama con todo el peso que llevaba encima, mientras sentía como se hundía en la oscuridad de aquel cuarto donde nada le esperaba, donde nadie se preguntaba su acontecer en ese día, ni le daba un apoyo para levantarse. Se dejó ir, en pensamientos sin salida, en un sinsabor de haber dado años de lucha sacrificando su ser, su libertad y todo por una causa que nunca fue vista, y así le venció el sueño y durmió, cuánto no sabría, pero durmió largo tiempo en un descanso que hasta hace mucho tiempo no había podido tener. Al despertar, abrió los ojos y sin más, empaco lo poco que tenía y arranco de regreso a su hogar, cerca de su familia y a quienes él sí podría importar y pensó:

-Solo es un día más, no una derrota, no un fracaso, sino una luz en el horizonte para renovar mi caminar y así avanzar al objetivo que realmente quiero: escribir, crear, soñar y construir con total libertad, siendo yo mismo, sin obstáculos, ataduras o impedimentos, ser yo sin más.

Y es que a pesar de las dificultades que le vendrían, también sabía que el tiempo dedicado allí, había terminado con muchos de sus sueños y anulado lo mejor de su ser, por tanto, sin pensarlo más, se marcho con la cabeza en alto y la mente y corazón llenos de sueños, dispuesto a levantarse una vez más, rumbo a hacia ese horizonte que avizoraba al caminar.

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