La decisión la tomó una noche de mayo mientras tomaba café en el comedor de la casa, la oscuridad se había apoderado de los callejones aledaños a su casa, por la ventaba se divisaba una lámpara que daba poca luz a la calle y se escuchaba el cantar sereno de un grillo. Tres muñecas sentadas en sillitas de comedor tomaban el té acompañadas de un muñeco de acción cuidadosamente acomodadas en el piso, él las miro con cariño, por supuesto que la decisión dolía, tendría que dejar a sus esposa y sus dos niños, se perdería momentos irrecuperables de su crecimiento y compañía, le dolía irse dejándolos tan pequeñitos e indefensos, pero también le dolía no poder darles las cosas materiales que requerían (por mucho que su intento y voluntad quisieran), su esposa, esa mujer de la que se había enamorado siendo aún un adolescente y cuya historia de amor pareciera sacada de los cuentos de hadas le había comentado una noche atrás “nada les faltara más que tu presencia si te vas”, sin embargo las circunstancias actuales le orillaban a irse nuevamente en busca del sueño americano, ese sueño del que muchos hablan pero pocos logran.

El riesgo era mucho pero él tenía una ventaja, había vivido los riesgos años atrás, pensó tal vez que esta ocasión todo sería más fácil, además solo serían 3 años lejos de los que más amaba. Tomo sus cosas al día siguiente, ni el clima que gritaba que no partiera pudo detenerlo, empaco dos camisas, su teléfono, una fotografía y partió dejando una carta en la cama que decía únicamente “cuídalos, te amo”.

Pasaron así algunas horas antes de poder comunicarse con su familia, solo el silencio y la estrellas predijeron lo que ocurriría, cuando ya el sol se ocultaba realizo una llamada, la voz en el auricular sonó llena de esperanza, platico rato tendido con su adorada relatándole las hazañas que haría una vez que llegará, faltaba poco, estaba cerca, su trabajo en el campo lo esperaba, el despertador sonaría aun siendo de madrugada y antes de salir a la jornada “ambos miraremos la luna si es que no se oculta y sabrás con su luz intensa que estoy bien y lo mucho que los adoro” le decía para animarla “cuando el sol esconda sus rayos llamare a nuestra casa”

-¿Por qué te fuiste? -Le repetía ella – ¡Acaso no ves que nos harás falta!-

Él sabía y conocía los riesgos, mucha gente le decía “no tomes el camino fácil” ¿Fácil? Se preguntaba cuando estaba a solas, levantarse muy temprano cuando aún el sol no sale, hacer jornadas dobles en trabajos que los extranjeros no realizarían ni por el doble de paga, bajo injusticias y con el miedo permanente de que te deporten al otro lado de la frontera (donde está peor la cosa ya sea porque te agarren de burro o te pierdan) con los pies en tierra ajena donde se cree que ni el aire te pertenece por ser de otra raza, en donde te clasifican por tu acento y lengua, como si el hecho de ser humano no fuera suficiente, con la única satisfacción y esperanza de que lo poco que ganes se duplique al cruzar la línea, y que con ello tu familia pueda tener oportunidades, muchas más de las que tu tuviste; “solo huyen a la frontera los delincuentes” “no hay necesidad” sí la hay, pero pocos la entienden, pocos la viven, esa necesidad que te hace ver que no puedes hacer mucho con mil seiscientas monedas mexicanas que se ganan por 80 horas de trabajo a la quincena, esa necesidad que te hace entender que tu voluntad y esfuerzo es bueno, pero que no paga las cuentas ni pone comida en la mesa.

Y así se despidieron aquella noche, un tanto con fe y esperanza, un tanto con angustia y desolación. Nueve meses han pasado desde entonces y de él nada se ha encontrado, no hay hospital que no hayan buscado, fundación amiga que hayan contactado ni cárcel a la que no hayan llamado, no hay un cuerpo al que llorar ni llamada de extorsión que investigar, su expediente mantiene una etiqueta roja que dice “en calidad de desaparecido”, y tres corazones le continúan esperando…9 lunas, 9 meses, 846 días esperando…

Y así, el sueño que un día arrojo esperanza, alegría y solución se transformó en angustia, soledad y desesperación, el sueño americano existe, se guarda en el recuerdo de aquellas tierras de ensueño pero se escribe con la sangre y dolor de cada paso de inmigrante que las cruza en busca de trabajo.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS