¡Qué suavecica tiene la piel Joaquín! ¿Me deja que la toque?
Esto se lo decían muchas veces las beatas al entrar o salir de misa, y luego al llegar a casa nos lo contaba ufano, con ese aire socarrón que tenía a veces.
En La Mancha tenemos ese deje … lo digo por lo de suavecica…
Dicen que las situaciones de estrés alteran el organismo; mi abuelo estuvo a punto de morir fusilado durante la Guerra Civil, pero cuando ya estaban colocados en fila, algo pasó, y uno del otro bando dijo:
-¡Eh! ¡Que este a este lo conozco, que es de mi pueblo!
Y ahí, precisamente en un escenario de muerte, volvió a nacer.
Igual de ahí, ese rejuvenecimiento de la piel, y sobre todo, que estaban hechos de otra pasta.
La de veces que habremos escuchado esta historia, que él nos contaba encantado, y aun así no consigo recordar nunca, cómo ocurrió exactamente.
La cosa es, que el otro día cenando con unos amigos, una de ellos me preguntó:
– Jo tía, ¿qué te das en la cara? Tienes la piel genial, yo quiero tenerla así a tu edad (de la cuál no daré más datos).
Y dije, ahí está, esto tiene que ser de mi abuelo.
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