SOLO SOÑABA CON DESPERTAR…

SOLO SOÑABA CON DESPERTAR…

Eleonora

21/07/2014

Ya estaba harta de llorar llena de angustia casi todos los días de su vida desde que tenía consciencia y memoria.

Ya empezaba a no creerse a si misma cuando se dice,  “-todo cambiará a mejor muy pronto”.

De alguna manera, siempre se sintió algo excluida casi de todas partes, como fuera del guión establecido para encajar en la  “buena  sociedad”.

Cansada a veces, de esperar que sople el viento a favor; Se sucedían los años, los meses, los días…. Uno tras otro, y aun no había sido capaz de deshacerse de esa sensación…  la de que siempre ha carecido de algo.

Si lo piensa bien, siempre ha sido pobre, y de algún modo siempre ha vivido en exclusión, aunque no siempre ha sido evidente para los demás.

¿Por qué siente  vergüenza la gente pobre? , siempre que se hacia esa pregunta se indignaba con la respuesta. ¿Por qué es tan difícil vivir integrada en sociedad cuando no dispones de toda la baraja?, si no tan solo de unas cuantas cartas, malas, que te han tocado.

No le gustaban los días, sobre todo los laborables, la hacían sentir acosada y perseguida por gente que le pedía dinero, gente que la amenazaba con abogados y juicios, ¿por qué? , si su único delito, si acaso, era no tener dinero, por no tener trabajo, por no tener salud… rondaban por su mente, a veces demasiado confusa, fantasías que más bien eran utopías, estaba haaarta… de soñar despierta, de hacer planes imaginarios.

No es que viviese en la pobreza más absoluta, pero si en una austeridad aplastante.

Tantos días de reyes sin regalos, tantos cumpleaños sin regalos…. Algo que para ella no resultaba relevante, por costumbre, o por que aun no era consciente de la situación, pero sí por alguna razón se sentía obligada, aun siendo muy niña, a mentir a sus amiguitas, las cuales hacían alarde de todos sus juguetes, caros a veces,  para así estar a su altura, o poder estar, que no notasen que ella era pobre, o más pobre que ellas.

Actualmente tenía siempre la sensación de haber entrado en bucle, y que por más vueltas que daba no conseguía absolutamente nada, salvo un gran agotamiento mental, terribles dolores de cabeza, preocupación constante, y un gran desasosiego e incertidumbre….

-¡No se puede vivir con miedo!; -¡esto no es vida!, se repetía una y otra vez, aunque cada vez con más tristeza y un poquito menos de esperanza y convicción.

Y se sorprendía, muchas veces, viendo la vida pasar, divagando, sin querer volver a la realidad. Casi todo el tiempo en tensión, a menudo se olvidaba de ella misma, y casi imperceptiblemente, se iba deteriorando su ánimo y su físico.

Cansada de estar rodeada de mediocridad, sentía que cada vez se hundía más…planeaba sobre ella la sombra de la depresión, si es que no la había atrapado ya, se resistía a creer que eso fuese así, aunque llorar cada vez más a menudo, y  sin motivos aparentes…, la hacían sospechar que así era.

Reflexionando a veces, se daba cuenta de que la pobreza y la exclusión, a menudo es provocada por una determinada gente; desde los altos cargos, dirigentes de países, hasta cualquiera de sus vecinos, sin apuros económicos, obviamente.

Y ahí tumbada, en el suelo de su salón, en su manta naranja, mirando al techo, piensa en todo esto…. ¡Otra vez! 

Cada vez miraba al techo con más asiduidad. 

Se consideraba una disidente, pobre ingenua, sabiendo que es muy difícil revelarse o luchar contra el sistema sin recursos, por no decir imposible;

Con lo cual nadie se enteraba, a nadie interesaba, salvo a su pequeño grupo

de  gente entre familia, amigos, conocidos…. Que a menudo la tachaban de

“loca idealista”. 

Y otra vez era verano, y otra vez se volvía a decir, -este será el último verano que estoy así….-

Días largos, calurosos, y tediosos que parecían no terminar nunca. No le gusta demasiado el verano, menos aun si tiene que sufrirlo en su pueblo, extremadamente caluroso, encerrada en casa, extremadamente calurosa.

Para ser sincera, durante algunos intervalos de su vida, tuvo la suerte de no sufrir esa pobreza tan agónica  y todo fue algo mejor, económicamente hablando, aunque fue demasiado efímero, tanto, que hoy por hoy tiene que hacer un esfuerzo para recordarlo, incluso no le gusta recordarlo.

Prefería no salir a la calle, recientemente ha descubierto que su economía y su vida social se fueron a la mierda a la misma vez….

Dicen: pero mujer, para pasear no necesitas nada…, y que se yo cuantas chorradas mas en las que ya no creía, muy bucólico todo, pero poco realista y nada reconfortante.

Porque su mente solo puede pensar en lo único, sus facturas, las malditas facturas !!. En cómo sobrevivir, bajo techo a ser posible; no tiene la cabeza para banalidades, conversaciones que no le aportan nada.

-¡Pensamiento positivo, pensamiento positivo! Se repetía sin parar, esbozaba sonrisas de vez en cuando, solo para comprobar que aun sabe hacerlo, y así convencerse otra vez, pero, ¿de qué?, ¿de qué aun podría ser peor?, ¿mal de muchos consuelo de tontos?, no le servía de alivio.

Para ser justos, no todo ha de ser malo malísimo, todavía sabía disfrutar de sus pequeños oasis que le parecían toda una gozada…

Disfrutaba comiendo una tostada de mermelada de melocotón, su favorita, de marca blanca, por supuesto, acompañada de un vaso de horchata, también de marca blanca, bien fría; en esos pequeños momentos sonreía de veras, y por un instante se abstraía de su pobreza.

Y de nuevo lunes, una semana más, o una semana menos, pero la vuelve a envolver, valga la redundancia, la misma angustia, la misma ansiedad de siempre, a ratos llora desconsoladamente, a ratos se enfada con el mundo, se siente a menudo como un animal encerrado.

-¿Por qué tanta soledad cuando no tienes dinero?, -¿será que solo me pasa a mi?, se pregunta, obviamente no, las personas se aíslan para no tener que contar sus miserias, o para no tener que fingir que no existen.

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