DE VERDAD, UN CUARTITO AZUL PARA SIEMPRE

DE VERDAD, UN CUARTITO AZUL PARA SIEMPRE

El Pepe, hubo llegado jadeante por el intenso calor recibido, pero motivado, porque encontró en el camino a algunos paisanos que le levantaban el pulgar, diciéndole:

-Como vos ninguno, Pepe. Ninguno como vos-

Y estrechándole con afectos la mano lo dejaban seguir a buscar a su pulguita, su bien amada Volkswagen versión 1950.

Lucía su esposa le tenía listo su matecito bien frío tal como le gustaba.

Fueron cinco años de entrega total a la causa por el pueblo sufrido, a quienes El Pepe desde su campaña mantuvo como su primera prioridad.

-Quiero que el pobre sea menos pobre y que el rico aporte sin que se enriquezca más a costillas del pobre-

Fue un lema difícil de proponer, difícil de digerir, difícil de aplicar como difícil de conciliar.

Sin embargo, con buen tacto, respetándose las ideas de unos y de otros, mediando la convivencia equitativa como igual la conveniencia equilibrada, El Pepe fue sacando paso por paso su reforma convencional: Igualdad para todos.

Finalmente, los ricos entendieron la metodología, pues no era querer destronarlos de su riquezas sino que de ellas aportaran para favorabilidad de los más pobres y necesitados.

Y así se cumplió, para la satisfacción general.

A su retorno a casa, afuera en el pequeño estadero al arrullo de la brisa cadenciosa, que abanicaba la caída del sol, lo esperaban sus amigos, …

Desde la vitrola venía silenciosa, penetrante y recordatoria aquella melodía que se entretejía entre sus arterias por todo lo vivido en esos momentos inolvidables que pasaron como grupo solidario cuando el Pepe ganó la presidencia.

Y ahora, pasada la prueba y mirando de soslayo todo lo bueno que se elaboró en dicho quinquenio como primer mandatario, El Pepe, se sentía agradecido con sus amigos fieles, compañeros de campaña como de batalla, y entre ellos, aquel pequeño grupo de colombianos que lo había ido a visitar en su casa de campo, sí que le alegraron la vida.

-Pepe, ¿recordás el Cuartito Azul, que tanto enamoró a Lucía?

Bueno, ahí te va.

Oírlo fue un reencuentro de emociones nunca jamás olvidadas y siempre, siempre y por siempre muy reconfortantes; porque, ellos, El Pepe y Lucía, durante la campaña, así como desde el día de la elección de presidente, debieron hospedarse en un cuarto de color azul, por esas causalidades bellas que el destino supo regalarles, y entonces lo tomaron como un axioma de fuerza motivante hacia la victoria: siempre tendrían un cuartito azul, para hospedarse, fue lo acordado entre los dos.

En cada una de las giras que mantuvieron, el hospedaje fue cada vez entre un cuartito azul.

Es más, como recordatorio para toda la vida, el cuarto principal de su casa de campo fue igualmente coloreado de azul.

Sus amigos colombianos le entregaron dos botellas de aguardiente y dos de ron, del exquisito ron añejo caldense que tanto les agradó a los dos, quienes parecían, por su estampa campesina, puros hijos de la majestuosa tierra de la arriería.

Vinieron las copas, los brindis, las anécdotas sin fin entre el churrasco con chimichurri al por mayor, y aquella noche esplendorosa, que se extendió plácida hasta bien entrada la madrugada, sin borracheras, con una luna tan brillante como un agujero divino iluminando aquel recinto con amigos de pura verdad, que supo colorear complacida su corona azul como premio para homenajear a la solidaridad, a la hermandad y al amor.

La vida es sabia, la vida es bella, la vida es buena; porque ella sabe otorgarnos complaciente aquellos momentos únicos como irrepetibles, cuando aprendemos a ser dadores sin medida, y nos llegan, entre los instantes que menos los esperamos.

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