QUASI UNA FANTASÍA PARANORMAL

QUASI UNA FANTASÍA PARANORMAL

Christian Iraola

28/04/2023

Una furgoneta parecida a la de «Los Magníficos» se estacionó en el lugar acordado y le hicieron señales. Kenny se introdujo en el vehículo de inmediato. En el camino le entregaron una Pietro Beretta y los lentes inteligentes para la transmisión en vivo.

-Como usted ya sabe señor Kenny, ni bien ingrese a la morada debe colocarse los lentes e iniciar la transmisión. Estaremos en contacto todo el momento hasta que liquide al pianista.

-Entendido. No se preocupe por nada, soy de confiar. Más bien espero me tengan en cuenta para futuros trabajos. -Contestó Kenny mientras verificaba con sagacidad la operatividad del arma.

-Claro que si… claro que si. Ahora escuche con mucha atención.

El Doctor Warren reprodujo desde un ipod la sonata «Claro de Luna» de Beethoven.

-La escuchará en algún momento. Esta sonata lo guiará hasta el objetivo, créame. Me olvidaba, colóquese esta pomada a base de menta sobre el labio superior. Este pianista excéntrico al que queremos eliminar habita una casa abandonada y los olores concentrados allí son nauseabundos. Ya llegamos. Aquí lo esperaremos.

-(susurrando) ¿Me oyen?… aquí Kenny… estoy ingresando.

-Recibimos las imágenes y el sonido sin distorsión. Prosiga.

El avezado sicario caminaba entre una extraña nebulosa que podría ser atribuida al polvo pero un perturbador frío lo acompañaba. Las pisadas de Kenny hacían crujir la vieja madera, desdeñada y descolorida por la ausencia de luz. Se encontraba cerca de unas estrechas escaleras cuando el asesino a sueldo se cruzó con un niño, quien corría despreocupadamente.

-(susurrando) Un niño acaba de cruzar el pasillo.

Dentro de la furgoneta, todos se miraron.

-¿Lo viste en los monitores? -Preguntó el Doctor Warren a un operador.

-Negativo. El detector del campo magnético enloqueció y el dispositivo de infrasonido saturó algunos segundos, pero la información enviada por Kenny está limpia, sin alteraciones. -Respondió el operador.

-El niño es nuevo. -Dijo otro de los miembros del equipo.

Todos asintieron.

-(susurrando) El niño se detuvo, y giró sobre sus pasos. Ha asomado su cabeza desde el fondo del corredor y me observa. Está muy oscuro, no sé si lo logran ver. -Kenny hablaba mientras retiraba el seguro de la Beretta.

-Continúe amigo, continúe. Obvie al pequeño y a cualquier otro personaje. Enfóquese en el objetivo.

-(susurrando) Escucho la música.

En la camioneta todos se sobresaltaron y ajustaron su concentración en sus labores asignadas.

-Eduvijes aparecerá en 3.. 2… -Anunció un hombre con grandes auriculares. Tenía los ojos cerrados y una leve sonrisa en el rostro.

Kenny se alejó de las escaleras y se adentró en un espacio que pareció ser una especie de gran salón en tiempos antiquísimos. Todas las ventanas de la casona se encontraban selladas con tablones, pero la acción de las termitas a través de los años había magullado la madera y centenares de hoyos expulsaban haces de luz que se iban incorporando a una escena verdaderamente macabra.

Kenny avanzaba empuñando el arma, sus pisadas acompasaban el do sostenido menor de la sonata de Beethoven, la pieza era interpretada con soltura, al parecer, el misterioso artista no advertía la presencia del asesino.

Una mujer apareció sollozante desde detrás de un viejo librero cubierto con sábanas, parecía huir de la melodía y se tomaba el rostro con ambas manos.

-Se los dije. -Dijo el hombre de los auriculares.

De pronto, tras la negrura que imponía la distancia en la oscuridad, y enmarcado por los tétricos haces de luz, como si fantasmales proyectores estuvieran apuntándolo como si se tratase de un gran concertista, la fisonomía del pianista anunció su presencia. Estaba sentado frente a un piano Stein, vistiendo un ajado atuendo de la época colonial sudamericana. Kenny estiró el brazo sin prestarle atención a Eduvijes, quien pasaba a su lado totalmente atormentada por la sonata. Apuntó a la cabeza del intérprete y era cuestión de segundos para que jalara el gatillo. Fue ahí donde el pianista habló, sin dejar de tocar.

-¿Uno más? ¿Hasta cuándo perturbarán mi sonata eterna? …tremendo tormento… ¡soy un títere!

-«Soy un títere»… dijo «soy un títere», nunca había dicho eso antes. -El Doctor Warren, quien tenía también colocado auriculares, se dirigía a todo su equipo. En el monitor se podía apreciar la espectral escena con gran nitidez. Todos observaban, escuchaban y tomaban apuntes.

Kenny disparó una vez, dos, tres, cuatro… y en cada detonación, el destello producido iluminaba un panorama lúgubre y perturbador. Decenas de hombres en diferentes estados de descomposición se encontraban regados en torno al piano, todos con lentes inteligentes y pistolas, todos desgarrados hasta las mismas entrañas. El pianista, con un enfermizo gesto de desgastada locura pasó del inicial «Adagio Sostenuto» al tormentoso «Presto Agitato» de la famosa sonata.

Algunos otros espectros se desprendieron de las sombras y echaron la fuga, totalmente abrumados.

-¡Identifíquenlos!

-Barba triste, el gruñón, Penélope… ningún fantasma nuevo Doctor Warren.

Kenny acabó de vaciar la cacerina, dio media vuelta y emprendió la huida. Dentro de la furgoneta todos seguían con atención las acciones. Ya habían presenciado situaciones similares con todos los sicarios que habían enviado dentro de aquella casona con el firme propósito de recoger y analizar los fenómenos paranormales que tenían lugar ahí. A su vez, iban tratando de entender qué había sucedido en aquel lejano 1815, según las crónicas, un noble había enloquecido y retuvo dentro de la casona a toda su familia.

Kenny llegó a la entrada del pasillo y observó horrorizado una sombra sobre el techo. La silueta asemejaba un arácnido gigantesco que avanzó hacia él, el sicario trastabilló al intentar colocar una nueva cacerina, rastrilló la Beretta pero al alzar la vista para apuntar, el monstruoso ser saltó sobre él.

El equipo caza-fantasma saltó instintivamente hacia atrás, apartándose del monitor principal. Congelaron la última imagen… y observaron el rostro del niño.

-Esto abre toda una nueva perspectiva. Es el niño. El pianista es un espíritu cautivo. Tenemos que enfocarnos en el niño y buscar interactuar con ese demonio. Llamen a otro asesino a sueldo.

*Carl Czeny calificó la sonata «Claro de Luna» como «una escena nocturna, en la que una lastimera voz fantasmal suena en la distancia».

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS