La tormenta se hacía más fuerte, y las olas se hacían cada vez más grandes.
En lo profundo del barco se oían las voces de una multitud gritando ¡Ayuda, Ayuda! Con desespero, el cielo se tornaba cada vez más oscuro y las almas que aguardaban su triste final solo vociferaban al cielo a un Dios que desconocían.
Aquellas historias que habían sido narradas estaban por concluir, huyendo de la guerra, huyendo de la destruccion, de la ruina, de la ira.
Siendo incapaces de sobrevolar sus pensamientos, y hundidos en sus desvelos. Mi vida estaba bailando al compás de ellos, quise tomar lo mejor de todo esto y escapar de aquella guerra.
¿cómo podría soportar tan gran desilusión? ¿A que tierra estaba yendo? Todo esto parecía culminar aquí, así que solo esperaba mi muerte.
Me sumergí en mis recuerdos, todo parecía estar bien en casa. Aquellas tardes cuando el sol se ocultaba y mi familia en la mesa esperaba, me recibían con brazos abiertos. Cumpliendo los deseos de mi corazón, cantando canciones a mi madre aquellas que me hacían dormir cuando estaba pequeño.
¡muerte, muerte! Se escuchaba en las calles, sangre recorriendo los aceras, bombas destruyendo todo lo que había sido hecho. ¡No puede ser! Tome las fuerzas que me quedaban y corrí hacia mi casa, todo estaba destruido pude ver. Pude ver.
Su rostro estaba tan intacto, la sangre recorría sus labios, aquella pared estaba sobre sus brazos. Dentro de mi el corazón se agrietaba, exclamando al infinito porque ella no se salvaba.
Sus lágrimas recorrían, cuya cascada había sido abierta. ¡Quise salvarte! Grite a gran voz mientras la ola golpeaban el barco, ¿De donde provenía todo este sufrimiento? Nada parece estar bien, aquellos niños lloran incesantemente y sus madres no están con ellos, ¿porque no morí yo en vez de ella?
¿Quien tomará mis brazos? ¿Quien me podrá cantar a la hora de dormir? No tengo fuerzas para continuar, odiaba la guerra, a sus soldados nuestros suelos pisar, ver cómo escupían a personas semejante a ellos solo que en un país distinto.
¿Donde está su corazón? Dije aquel soldado que miraba mientras ella en mis brazos su último suspiro daba. Repetidas veces le exclamé, y su respuesta sólo su mirada fue. Aquellos niños con los que jugaba estaban en las calles sin vida, madres a doloridas, y sangre en cada esquina. Revestidos de gloria y poder, marchando al amanecer, soldados manchados de sangre.
La pequeña multitud corría a la orilla de la playa, buscando la salvación en esta nave que cada vez era para mi más extraña. Llena de desconocidos, huérfanos, viudas, padres sin sus hijos. Y aquí estaba yo, ¡Nada tiene valor! Soy un pobre niño, que podría conocer yo de la vida, estaba conociendo de ella apenas. ¿Quien podría salvarme? Las lágrimas que estaban por salir se contenían, no había forma de devolver el tiempo.
Soldados, soldados. Repetía mi cabeza una y otra vez, dentro de mi sentía el espíritu de la venganza, la ira y rabia.
Todo a mi alrededor se hundía cada vez más, grandes olas no dejan de golpear. ¡Es el final! Cerré mis ojos, mientras mi mente mezclaba la melancolía y la dulce melodía de aquella canción de mi mamá.
“Mi pequeño, acurruca tus manos sobre mi pecho. Siente mi corazón latir y duerme junto a mi, te cuidare cual ave cuida sus polluelos. Te alimentaré como los osos a sus crías en el invierno, serás tan fuerte como el buffalo, y tendrás el valor siempre de salir adelante, tú madre te cuida, tú madre te cuida”
Un arcoíris vi brillar a lo lejos, las olas se detenían, y el sol se imponía. Era como si mi madre hiciese cumplir su deseo “Tú madre te cuida” me llene de valentía, y tome mis cosas vi aquella tierra llena de esperanza.
Deje atrás mi pequeño pasado, los recuerdos de mi madre, la rabia y la ira que ocasionó la guerra en mi, debía salir adelante. Comenzar una historia nueva, aunque continúe la guerra, yo guardaré la memoria de los que se enfrentaron sin problemas, de mis amigos cuando jugábamos siempre antes de la cena. Guardare mis primeros pasos, las risas de mi madre siempre que estábamos en casa los domingos, guardare esta guitarra con la que ella me cantaba, pondré su memoria en mis futuras canciones. Le cantaré a la guerra, a los soldados que apuñalan almas sin conocerlas, que dirigen bombas y anuncian guerras, cantaré a los huérfanos, cantaré para las viudas, cantará para mi y cantaré para ti.
Puse mi pequeño pie sobre la tierra, había pasado la tormenta pero mi corazón aún sigue en guerra.
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