«Un sueño, la vida es solo un sueño, un suspiro, la repetición monótona de un segundo»

O al menos eso deseaba el señor French, solo dormir un poco más.

pero después de los cincuenta años te levantas cada cinco minutos al baño, así es difícil conciliar el sueño; después de los cincuenta años toda tu vida te pasa la factura.

El señor French sabia que volver a la cama no era una opción, así que, como todas las mañanas se levanto con mucho trabajo de la cama y fue a la cocina a preparar café; el reloj del frigorífico marcaba «5:50 AM», seria un día más de verano en la bahía de Pudong y su mente voló por un segundo hacia un recuerdo muy lejano en su mente cuando el olor del café inundo sus sentidos; sin embargo su mente volvió al presente cuando otro olor llegó de improviso, siempre le pareció gracioso como trabajaba la mente y los recuerdos. Aquel olor le dijo al señor French que ese sería el ultimo día de su vida.

-Existen cientos de sensores en esta casa, de movimiento, de todos los espectros de luz, pero una persona como yo reconoce donde sea el olor a aceite de un arma….¿quieres un poco?- dijo el señor French con usa sonrisa levantando la cafetera.

De entre las sombras, dos puntos verdes de luz aparecieron frente a el y una figura negra, casi tanto como la misma noche se hizo visible.

-Ahhhhh, el nuevo modelo de traje de combate clase FENRIS, camuflaje óptico, soporte de vida, hecho de placas de tecnita poliamalgamada, mmmm, debió ser duro para mis muchachos, ¿los retiraste a todos?-

la figura negra asintió dos veces y el señor French tomo una taza del estante, la sirvió mientras observaba el vapor hacer volutas en el aire.

-fueron buenos chicos, siempre leales, sirvieron conmigo cuando apenas era sargento en Angola en el 42, buenos chicos, si; aquello fue un maldito infierno sabes, un maldito infierno de verdad- por un instante la mirada del señor French se ensombreció; el conflicto en Angola, además de la edad era una de las miles de cosas que no lo dejaban dormir por las noches-Pero supongo que en nuestra profesión no debe haber lugar para los sentimentalismos ¿no crees?, anda, el café se enfría; ah quitate el visor, con los filtros no podrás apreciar el aroma-

la máscara del traje se retrajo automáticamente dejando caer unos rizos rojizos que enmarcaban una cara de una adolescente de no mas de 18 años, pecosa, en forma de corazón que hubiera sido hermosa de no ser por los ojos, azules, metálicos, la mirada de un asesino. La chica tomo la taza de manos del señor French y dudó un momento-No esta envenenada si es lo que te preocupa, aunque, a juzgar por tu equipo no creo que importe mucho ¿verdad?-ambos sabían que el soporte de vida del traje filtraba todo tipo de toxinas.

-Ninguna marca me había ofrecido café antes-la voz de la chica era profunda; French supo que aunque era joven no era ninguna novata.       -Bueno, bueno, que nuestro trabajo no sea muy glamoroso no implica que seamos groseros-dijo el señor French-además, te esperaba hace tiempo-

el señor French sirvió otra taza a la chica y ella la bebía a sorbitos, poco a poco.                                                                                                         -¿tienes miedo?-le pregunto de repente.                                                     -¿de morir?, jajaja, no, siempre supe que al final me encontrarían. con los años me volví un sujeto que sabía demasiado y eso a la compañía no le convenía; se de muchas de sus porquerías porque yo lleve a cabo la mayor parte de ellas pero…te haces viejo y cuando vez hacia atrás te preguntas si todo ese nacionalismo valió la pena. Ven, vamos a la sala, te gustará la vista del amanecer desde aquí, es hermoso.

La sala tenia un enorme ventanal con celosías automáticas, cuando se abrieron se podía ver el mar juntándose con el cielo a lo lejos; el sol comenzaba a salir dando la impresión de que el cielo estaba en llamas.

-No quiero que me malentiendas; no voy a suplicar ni nada por el estilo, solo me gustaría pensar que mi vida fue útil, que serví con honor; quisiera pensar que tanta muerte y sacrificio fue por el bien de todos pero ambos sabemos que no fue así. Todo el sacrificio fue en vano, solo ayude a que los mismos hijos de perra de siempre fueran más poderosos, incluso desaparecieron mi nación, ahora no queda nada, no mas países, no más banderas; solo quedan las corporaciones, ya no reconozco este mundo, todo en lo que creía murió-Tomó un retrato de la mesita, era una foto muy vieja donde aparecía una versión de el mismo, solo que mas joven y con menos dudas, abrazando a una esposa y un hijo que hace tiempo veía solo en sus sueños-lo di todo por la causa, todo-las lagrimas hicieron borrosa la imagen. estuvo a punto de romper llorar cuando sintió en el hombro la mano acorazada de la asesina.

-si, tienes razón, prometí que nada de sentimentalismos- se seco las lagrimas con el dorso de la mano-pero antes déjame decirte un par de cosas que te serán muy útiles en los días por venir-

-abandoné a la compañía cuando supe lo que estaban tramando, no podía permitirlo, escuchame, ellos se preparan para tomar el control de las otras corporaciones, el proyecto en el que trabajan es solo un arma que destruirá toda la tecnología sobre el planeta, ellos van a regresar a la humanidad a la edad de piedra. Ya tienen toda una instalación en órbita para ponerse a salvo y ser los únicos con tecnología funcional, van a matar a millones de personas solo por su ambición; tu, yo y todos los demás de operaciones especiales solo fuimos herramientas para lograr su objetivo y así como me retiran a mi te retirarán a ti-

-ya es hora-

El señor French tomo la vieja foto y la acerco a su pecho.                        -gracias, has sido muy amable, solo cuídate del jefe de operaciones; cuando todo este listo va a retirar a todos los operativos y el mundo se volverá un verdadero infierno. Ahora si no te importa, voy a dormir un poco ¿si?-

pero no cerró los ojos, se quedo viendo el amanecer; los primeros rayos tocarían su rostro en cualquier momento, cálidos y confortables como una caricia en la mejilla, entonces otro recuerdo, el más vivido que hubiera tenido jamás, tan idílico, tan hermoso, congelado para siempre en su mente; sus labios formaron un nombre.                                             en ese instante, una leve niebla roja llenó la estancia y un leve chasquido metálico apenas pudo escucharse pero en las cámaras de vigilancia no habia nada, nadie nunca sabría lo que sucedió en realidad. Afuera, el Pudong comenzaba otro día de verano, con su barullo propio de las ciudades llenas de personas, todos yendo y viniendo de aquí para alla, todos viviendo su repetición monótona de un segundo, todos inmersos en sus sueños e ilusiones ignorantes de todos los peligros que asechaban.

pero al menos, el hombre conocido como French, pudo al fin dormir en paz.

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