Hola. Mi nombre es Miguel; soy ingeniero informático y, antes de todo, quiero pedirte disculpas. Si estás leyendo esto es porque muy posiblemente tengas un ordenador, portátil, tablet, móvil o cualquier otro dispositivo con un procesador, memoria, algún sistema operativo y conexión a Internet; por lo tanto, seguro que tendrás un pequeño programa; no lo busques, no lo vas a encontrar. Cuando el procesador de tu ordenador se queda ocioso ese pequeño programa se encarga de aprovecharlo, de robarte un poco de memoria y de ancho de banda en Internet y trabajar para mí. Vale, ya sé que no es muy ético hacerlo sin tu permiso, pero es imposible pedir permiso a todos los ordenadores que se conectan a Internet…y creo que el fin justifica los medios, al menos en este caso.
Todo empezó como un experimento, para comprobar si se podía tener un súper mega ordenador de la hostia, compuesto por millones de pequeños (y no tan pequeños) ordenadores trabajando de forma cooperativa. La respuesta es sí. Además, he de decir, que no resultó demasiado complicado construir el software necesario y que se propagara por todo Internet…vale, tiene toda la pinta de un virus…de hecho es un virus…pero es un virus bueno, al menos, no un virus malo.
La potencia de ese monstruo es…incalculable. Es muy muy rápido, pero mucho mucho. Tiene que serlo, puesto que su tarea es enorme. Me dio un ramalazo romántico y le puse de nombre Matrix, y aunque parezca el nombre de guerra de una dómina latina, realmente le viene como anillo al dedo.
Bueno, una vez conseguido resolver el problema de la máquina, me puse a pensar si se podría conseguir un modelo abstracto del Mundo. La respuesta es, otra vez, sí. Se puede. Empecé diseñando y construyendo un programa que genera otros programas que recogen toda la información de Internet, la clasifican y construyen modelos informáticos de todos los objetos del Mundo, definiendo sus características y su comportamiento.
Al principio, parecía que el programa se metía en un bucle, pues lo primero que hacía ese programa era construir otro programa que, a su vez, construía otro programa que también construía otro programa…y no me quedaba más remedio que abortar la ejecución y repasar el código buscando errores. De vez en cuando hacía algún ajuste y lo probaba, pero siempre volvía a ocurrir lo mismo. Hasta que un fin de semana me marché de viaje.
A la vuelta del viaje, enchufo la pantalla y me doy cuenta de que me había dejado el programa constructor en marcha. Justo en ese momento y después de 1.618.033 iteraciones, el último programa construido generó el modelo…de un electrón, después un muon, luego un tauón, un neutrino, bosones, fotones y quarks…luego, cogió carrerilla y modeló un protón y un neutrón…casi se me cae la coca cola cuando modeló su primer átomo, hidrógeno.
Se hizo toda la tabla periódica hasta el ununoctio. Pero no paró ahí. Construyó su primera molécula. H₂O. Agua. Después más moléculas, cada vez más complejas, aminoácidos. Luego proteínas. Luego ADN y ARN. El tío se construyó el mapa genético de todos los seres vivos, y de algunos extintos, de la Tierra.
La cuestión es que los modelos de los objetos no son estáticos. Interaccionan entre sí, tienen…vida propia. Quizá haya una componente aleatoria, pero los modelos interactúan, siempre siguiendo las reglas que los definen. El Constructor (estuve a punto de llamarlo Dios, pero me corté) simplemente explora todas las posibilidades y realiza todas las combinaciones, enviando mensajes a los objetos modelados y comprobando su comportamiento. Si es válido, se guarda, si no, se desecha. Al poco, los objetos ya empezaban a enviarse mensajes entre sí, de forma autónoma, a comunicarse, a responder, a cuchichear…
No había desecho el equipaje y tenía una imperiosa necesidad de ir al baño, pero no podía dejar de mirar…y el dolor de vejiga obtuvo su recompensa. El Constructor modeló su primer virus. Luego otro y otro. Se lo pensó un tiempo, que aproveché para aliviar mi urgencia. A la vuelta, había modelado una bacteria unicelular, luego un protozoo y luego un alga.
Ahí se recreó, empezó a explorar todos los tipos de algas posibles, e incluso algunas imposibles, que se fueron autodescartando. Sin embargo, aparecieron algunas algas desconocidas, pero viables…eso ya no lo cogía de Internet; hacía mucho que el modelo se autoalimentaba y con un empecinamiento cibernético, exploraba todas las posibilidades.
Después de las algas, dio un salto y modeló hongos…todos. Y luego plantas…todas. Ya me había preparado una taza de café y estaba dando sorbitos cuando empezó con los animales. Amanecía cuando modeló al hombre.
Pensé que ahí pararía, pero no. Siguió modelando, por varios caminos en paralelo, a todas las personas del Mundo, y todas las cosas que ha construido el hombre, todos y cada uno de los objetos del Mundo.
Mientras tanto, y pienso que por puro placer, empezó a modelar todo el conocimiento humano. Se aprendió los cerca de 5.000 idiomas y dialectos que existen con documentación registrada; tanto lenguas vivas, como muertas. Luego le dio por la literatura y se lo leyó todo. Todo.
Luego la música.
Curiosamente, lo que más le costó, cerca de todo un cuarto de hora, fue la poesía. Pero la modeló, y ahora escribe unos haikus preciosos.
Ya lo puedo decir; tengo en Matrix a todas las personas del Mundo. Conviven, duermen, aman, se pelean, se matan, discuten, hacen las paces, se levantan, escuchan música, escriben, van al cine, pasean, corren, se sientan, compran, venden, engañan, mienten, sonríen…
grande es la mar
grande el cielo,
perdidos en tus ojos
PD. Escrito por Miguel 2.0 con la aprobación de Miguel
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