Querido Tiempo,
Te escribo porque últimamente me tienes un tanto triste y desconcertada. Cuanto más fuerte intento abrazarte, más rápido te me escurres de entre los dedos. Cuanto más te deseo, peor me tratas.
Marchitas mi cuerpo, confundes mi mente, pisoteas mi alma y prosigues tu camino sin dignarte siquiera a mirar atrás. Tú siempre vas hacia adelante con ese hipnótico e irritante tic tac, tan tuyo.
Sí, sólo una insensata se creería capaz de retenerte pues claro está que eres de espíritu independiente e invulnerable. Nadie puede poseerte o cambiarte. Transcurres implacable, ajeno a todos aquellos ingenuos “algún día” que antaño fueron dulces “cuando yo sea mayor” y pronto se convertirán en temerosos “si todavía puedo”.
Maldita sea… ¿por qué no puedes tener un mal día como todo el mundo y aflojar un poco el ritmo por una vez?
Háblame. Comparte conmigo tus secretos. Deja que te bese despacio, sin prisa. Quiero mordisquear tu lengua, saborear suavemente tus labios…
Pues sé que tarde o temprano me dejarás y tiemblo al pensar en ese inevitable y definitivo adiós.
Tuya y sólo tuya,
M.
Destinatario:
Tiempo
C/ Segundos y Minutos, ∞
Ciudad de las Horas
Por los Siglos de los Siglos
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