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Texto:

Inolvidable Eva…

Mis recóndidas fuerzas me han llevado a desandar las piedras de las antiguas calles que de jóvenes fueron testigos de nuestras alegrías y las penas más inocentes.

He vuelto ahora, a mis ochenta y seis años, allí donde dejamos de ser niños. Recuerdo los momentos donde el silencio fue cómplice de mi cobardía. De la tristeza de mi corazón por estar a tu lado y ocultar mi valor; de convertir mis sentimientos en muñecos de guiñol olvidados en el fondo de un baúl; de destruir mis anhelos de amor por miedo a lo que podría haber pasado.

Mi alma ha decidido que no soy merecedor suya. Triste, ha decidido que se va. Es su manera de explicarme el sentido de la vida que yo no he aprendido a entender. Así, con un adiós, experimento la facilidad que es ahora acercarme a ti, sin miedo; sin eso que creamos en nuestra cabeza para destrozar los sueños del corazón.

Perdona mi osadez, ahora, setenta años más tarde; muy tarde. Pero no lo quiero guardar más. Siempre te he querido, en silencio. Así de fácil.

Para:

Eva

Calle de los Milagros, 72

08085 Ciutat Vella – Barcelona

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