EL HOY, COMO UN REGALO DEL AYER

EL HOY, COMO UN REGALO DEL AYER

Hector Márquez

24/05/2017

¡Los recuerdos son los peores huéspedes de ese nido de ratas que llaman mente!, gritaba el sabio, frente a esa multitud de personas que no le prestaban la atención que con sus caras reflejaban, sus cuerpos estaban inertes, pero no paraban de escuchar esas voces en su cabeza, esos huéspedes, que no dejaban de gritarles a cada uno de ellos: «Si no te hubieses ido de allí, estuvieras todavía con ella y fuera feliz», «Si mi madre me hubiese buscado ese día en el entrenamiento, tal vez no hubiese conseguido a mi padre con la Sra. Estela», «Si no hubiese ido ese día a la biblioteca, nunca la hubiese conocido, y sería feliz». Todas esas cosas pasaban por la mente de varias personas allí reunidas. El sabio prosiguió :» ¡ Todos vivimos con unas ansias y un afán de que algún día los científicos nos digan: ¡¡CREAMOS UNA MAQUINA DEL TIEMPO , TODOS LOS QUE QUIERAN CAMBIAR SU PASADO ENTREN AQUI!!, les aseguro, que los 100.000 habitantes de este pueblo, se irían en carrera y se meterían en la maquina!,

Arquímedes Uzcátegui, un hombre ya de unos 45 años, bajito, con una mirada lacónica y según las pueblerinas muy buen mozo, oyendo con atención las palabras del sabio, se fue corriendo a su casa, abrió la puerta, corrió al sótano y le pregunto a un hombre, que se encontraba sentado en la oscuridad:

-¡Señor, señor!, Llegó el momento.

El hombre se paró de su silla, y encomendó a Arquímedes a hacer lo que ya habían hablado. Éste se fue corriendo a hacer lo que el hombre le encomendaba, salió de la casa, se paró frente a la multitud que seguía escuchando al sabio, y gritó fuertemente: ¡¡EXISTE LA MÁQUINA DEL TIEMPO, ESTÁ EN EL SÓTANO DE MI CASA, VENGAN Y CAMBIEN SU VIDA!!, las personas en un estado de frenesí indescriptible, siguieron al buen Arquímedes hacia su casa, el sabio fue lentamente tras ellos, con mucha parsimonia. Las personas se ordenaron, hicieron una fila que abarcaba desde la entrada del sótano, salía de la casa y llegaba a la Iglesia, Arquímedes, siguiendo las instrucciones que ya tenía planeado con el hombre indivisible, les enseño a todas las personas un reloj de arena, esa era la maquina del tiempo; las personas se sorprendieron, pensaban en una especie de portal, o algo como una puerta, pero ¿un simple reloj de arena?.

-¡Al voltear el reloj y pensar el momento que quieres cambiar, viajaras a dicho momento instantáneamente! .- Dijo Arquímedes lacónico.

Sabiendo lo que tenía que hacer, retomó la atención de las personas que murmuraban entre sí toda clases de injerencias, y volteó el reloj, en ese instante, Arquímedes desapareció.Todas las personas se estremecieron, lloraban, gritaban, y de pronto sonaron los pasos de una personas que salía de la obscuridad del sótano, era un anciano, de mas o menos 60 años, nadie lo había visto nunca, algunos pensaron que era el padre de Arquímedes, pero éste había muerto hace 25 años, decían los más longevos, y por qué no está llorando o aunque sea triste, el hombre pasó por el lado de las personas saliendo de la casa, tenía años sin ver el pueblo otra vez, a veces lo miraba por la ventana,lo extrañaba más de lo que pensaba. Mientras iba caminando invitaba al gentío a seguirlo, las personas con el asombro a mil lo seguían, cuando llegaron a una planicie cercana, el viejo se paró frente a la multitud y gritó con un tono alegre: SOY ARQUÍMEDES UZCATEGUI, todas las personas se sobresaltaron, era imposible, ellos lo vieron desaparecer, ¿como podía volver unos 30 años más viejo?. El anciano, autodeclarado como Arquímedes prosiguió:

-Hace 25 años, escuché a un sabio hablar de los recuerdos, de esos «malos huéspedes que tenemos en nuestra mente», esto me sorprendió mucho y fui corriendo a decírselo a mi padre, el único científico que tenía el pueblo, me mostró un proyecto que llevaba años haciendo , la máquina del tiempo, si el discurso del sabio me sorprendió, esto me sorprendió aún más. Mi padre escribía todos sus descubrimientos, y éste no sería la excepción, llevaba años haciéndolo en secreto, recuerdo que ese día me dijo: «No puedes decírselo a nadie, esto será estrictamente para la ciencia». Dos semanas después de esa confesión, fue asesinado frente a la iglesia, ésto me mató por dentro, lo recordaba cada día, quería cambiar el pasado, quería volver a tenerlo conmigo, así que, agarré sus libros, y me propuse a terminar la máquina, aunque fuera un simple reloj de arena. Duré un año trabajando hasta terminar, hice lo que explicaba mi padre en sus escritos para volver al pasado, volví 1 hora antes de el asesinato, y le convencí a no salir a la calle,sorprendido, me dijo: «Que tiene de divertido la vida, si no tienes la interrogante de que pasará», y tomando su arma que guardaba en la mesita de noche se disparó en la cabeza, nadie en el pueblo lo recordó. Me ví a mi mismo entrar en la casa, le expliqué la situación y le dije que teníamos que hacer algo para que las personas no vivieran con esas ganas de cambiar el pasado, me dije ( a mi otro yo), que se tendría que ir, volverse sabio y un día como hoy, volver al pueblo y hablar con ustedes, ese hombre está allá atrás, el sabio estaba inmutado detrás de la multitud, ahora que lo veían mejor era igual al anciano que estaba hablando, éste terminó diciendo: ¡Todos los aquí presentes tiene huéspedes en la mente, y bien sabido es, que no podemos sacarlos, ya que, hoy, mañana o dentro de 10 años, algo los hará volver como invierno visado, para enfriar nuestro día, lo único que podemos, es hacer que vivan como nuestros amigos, que cuando lleguen, les abras la puerta y te rías con ellos, solo así amarás la vida, ¡amarás vivir!, y pensaras en el hoy, como un regalo del ayer. FIN

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