Cuestiones imperturbables

Cuestiones imperturbables

Jose David Galán

20/05/2017

Empezar una historia extraordinaria de muerte y sonrisas.

El principio atronador siempre como primera opción.

Levanté con los ojos ardiendo, el sabor de los inmutables litros de alcohol que hacían un laberinto misterioso y sintético de culpas morales.

Un crisol de elocuencias que al parecer despertaron junto a mí

La decisión de marcar un camino que seguir absorbía, por supuesto, la poca fuerza que en ese momento podía notar

Era sencillo, tal vez dos esquinas, y alguna

curva de más..

Las calles me envolvían en la milagrosa soledad, que tan solo un pueblo pesquero en un temporal puede regalar

La arena golpeaba, la trivial y mística labor de deambular por la orilla, se me hacía terriblemente insoportable.

No soy una persona dada a rendirme fácilmente..

Pero esa mañana morí una vez más.

El planteamiento abstracto del poder ser yo, aun siéndolo, me aterrorizo.

Me hizo clavar las rodillas de nuevo.

Las inconstantes demandas de todas las infinitas responsabilidades.

La culpabilidad propia de puzles ganados a pulso por mí.

Controversia del ser desdichado , dicho en su soberbia.

De no poder con la atronadora realidad del mundo, del todo.

Atrapado en el bienestar rutinario.

Encerrado en la idea, de una vida, en la que los días pasan lentos, y los años tan rápido,

que ni en mil ratos podríamos llegar a entender su implícita complejidad..

Toda esta basura en la que nos hayamos liados.

Tan solo enumerar, tan solo es contemplar el mismo castigo.

Disfrutar del viento, la orilla y las huellas que ya se empiezan a borrar..

Hay que pensar en llegar, en un instante inmediato mejor..

Es el ser humano un ser eternamente ocupado.

Me desvío, desespero..

Las cosas sublimes han de ser eternas.

Religiones con sugerentes culos usados para venderse.

Pleno siglo de autocrítica y lucha.

Afirmaciones sobre el inconstante Samsara.

Moldead a vuestros niños, pues son ellos los que nos proporcionarán los medicamentos para

Intentar ser inmortales.

Son ellos los que nos moldearán a su artificial antojo.

Estaremos aquí por siempre jamás..

Hasta que el mundo deje de ser mundo..

El ritmo, el ciclo del todo.

Imperturbable.

Variaremos según la demanda externa, eso es innegable.

¿Quién o qué es lo que nos somete?

Me limito a seguir el camino bien marcado de mis rachas.

Más vale cerdo en mano..

Parece lejos el momento en que puse la carnada..

La constante nunca se olvida.

Y nosotros no paramos de picar una, y otra, y otra vez..

Somos seres adictos a las problemáticas consecuencias.

Siempre más y más..

Es lascivo nuestro comportamiento natural y autónomo.

Formamos parte de algo que poco a poco se va evaporando.

Perdimos las migas que nos guiaban el camino por el que volver.

Amaestramos hermosos seres salvajes.

Nos arrasa nuestro peculiar ego.

Seguimos hacia delante en una atmósfera totalmente alterada.

Pero nos sentimos bien.

Este es mi lugar sagrado para pensar.

Supongo que todo esto es relativo.

Y subjetiva su propia relatividad.

El ahora es el que imposibilita un desarrollo adecuado.

El es nefasto y fugaz.

Es la excepción máxima a la sagrada coherencia universal.

Al equilibrio bien formado.

Tan solo somos pequeñas partículas en las corrientes del tiempo.

Creo esputos por la alergia que me tengo.

¡Picó!

Me apresuro a meterme, tan dentro como mi instinto de supervivencia me permite.

La educación siempre fue un abrigo para mi timidez y mi inconformidad.

Intentamos arrojar nuestros pecados al olvido..

Cuidamos plantas, animales y hogares rotos, y desfiguramos la historia al gusto

del consumidor..

La tanza está tensa, y yo hasta los cojones de todo.

Respiro, y endurezco la vía que me permite soñar un poco más.

Los instantes son poderosamente imperfectos.

Retienen siempre su propia esencia.

Dejando los excrementos de estos pensamientos que nunca volverán.

¿Cuál es el límite?

¿Se termina progresivamente, o nos chocamos de frente con el, según nuestro comportamiento variante y progresivamente moribundo?

Los momentos de ingenuidad ante tan arrebatadora realidad.

Soñoliento castigo para conseguir la autorización llegada del más allá.

Imposiciones sociales.

Cada mañana es un logro, y lo olvidamos.

Nos convencen para eliminar nuestros merecidos méritos.

Somos más que nuestro yo creados por la sociedad “elocuente”

Somos más de lo que creemos ser.

Desangrando, oliendo..

Manoseando las entrañas del digno pez, entré en esta especie de epifanía solitaria y depresiva..

Inocente.

Los márgenes antes estaban mejor marcados.

Antes todo era más intenso, más claro, más joven..

La jovialidad como instante ante la liviana estancia, en busca de una realidad edulcorada, y que de algún modo aun reserva tu dignidad.

Los recuerdos se posan en la melancolía como si de algún modo, todo fuera nuevo, y volviera a suceder por primera vez.

Los peces iracundos son los fáciles.

Ellos se empeñan en tirar, tiran y tiran hasta reventar.

No piensan en que hay detrás de toda aquella anárquica conmoción.

¿Cuánto puede soportar una vida sin este tipo de fricción?

Hay que pensar..

Las facilidades, son facilidades..

Esperar.. Soportar..

Y entonces, escapar.

Escapar de todo este montaje que los de arriba nos hicieron creer que era nuestra vida.

Es complicado reanudar una mente, y demostrar que todo es un cutre engaño.

Hay más que esto.

Hay una línea perfectamente formada llamada horizonte..

Con estas ideas en la cabeza, volví con mi cubo medio lleno de sabroso y crudo pescado. Pero a rebosar de infinitas preguntas incompresibles para mi.

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