Y cuando más pensaba que quería tener a ese alguien, cuantas más ganas tenía de enamorarme… menos me daba cuenta, de que, en realidad, ya lo estaba. Los recuerdos del ayer son los recuerdos del hoy, de un presente en el que, sin tenerte a mi lado, sigue avanzando día tras día hacia un intento fallido de olvidarte. Podré borrar fotos, vídeos, palabras, romper cartas y encerrar regalos bajo la cama… pero no se puede, las cosas que marcan en el corazón no se borran ni se tiran, las cosas del corazón se quedan en el corazón por siempre. Impotencia es poca cuando se trata de querer y con locura y no poder. Se trata de ese sentimiento que cuando cierras los ojos tu mejilla se humedece con tu primera lagrima del ojo izquierdo, la cual cae como si de un precipicio se tratase hasta el más oscuro abismo. Pensar se convierte en pesadilla cuando imagino que mi sueño es eso… un simple sueño. Nadie sabe por qué, pero sucede, el corazón siente y la cabeza piensa, pero cuando se trata de querer y pensar al mismo tiempo, la mejor forma de librar dicha batalla es con un beso. Sin embargo, no sirve cualquier beso porque de los besos a los que yo me refiero es a esos que matarías por ellos, que recorrerías el mundo por uno más antes de morir, un beso que simplemente… te hace cerrar los ojos, un beso que entre sonrisa y sonrisa sale un te quiero, un beso que hace que tu lagrima no salga de tu ojo izquierdo y se pueda inundar tu mejilla derecha de felicidad. El motivo por el que sonreír ya lo tengo, pero no es tan mío como me gustaría. Si se quiere es porque te hace feliz… pero no siempre quien te hace feliz, te quiere…
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