Casi un ángel

Ella lavó la ropita;

Que no quiere regalar,

Las manguitas mueve el viento;

Como queriendo abrazar;

Pero saluda a la vida;

Que no lo quiso esperar.

Una lágrima rezagada;

Cuelga del último ojal;

Ella prepara una caja;

Donde las piensa guardar.

Un babero, un sonajero;

Zapatitos sin usar;

Aquí puso la mochila;

Dentro, todo lo demás.

Pero guardó en otro sitio;

En donde poder mirar;

La foto de la familia;

Él, la mira desde atrás.

Suena el timbre y la puerta;

Se llena de realidad;

Un chiquillo que pregunta;

Por otro de la misma edad.

-¿Está Juancito, “el grillo”?:

Dígale que salga a jugar;

Antes que se haga muy tarde;

Pues tengo que ir a estudiar.

La vida cierra la puerta;

Y va sin prisa a preparar;

Otra cajita con ropa;

Aquella que no quería dar.

Cuando la lágrima trémula;

Que no quería rodar;

Se escurrió entre sus manos;

Ella comenzó a llorar.

Dile a tu madre que acepte;

Esta ropita de Juan;

Que la use otro niño;

Eso querría mi “grillo”.

Una voz que da consuelo;

Le llega de algún lugar;

Los niños que muy temprano;

Dejan de reír y estudiar;

Abandonando la vida;

Que no los quiso esperar;

Están muy cerca del padre;

Que los llamó a descansar.

¡Sigue la vida viviendo!

¡Vívela intensa por Juan!

¡Cierra la puerta a la angustia!

¡Abre ventanas de pan!

Porque los años que vienen;

Cada uno con su afán;

Cada día con sus horas;

Todos ellos pasarán.

Y que quede en tu memoria;

Algo digno de guardar;

Alguien que vino a este mundo;

Solo tu vida a alegrar;

Y el corto tiempo que estuvo;

Algo te debió dejar;

Una vocecita de ángel;

Que te llamaba mamá;

La inocencia en la mirada;

La candidez al hablar;

El amor en su sonrisa;

Su risa desde algún lugar…

¡Mujer!¡Has acariciado

un ángel!

El te vino a visitar;

Solo por un corto tiempo;

El tiempo que quiso aguardar;

Para irse de la vida;

Y otra vida comenzar.

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