Ojalá me hubieras querido

como la primavera a las espinas

de las rosas,

haciéndolas crecer fuertes,

y no como el otoño a un pobre brote

de lavanda,

que lo deshoja como si el invierno fuera

un estado permanente

de la vida.


Ojalá me hubieras querido

como quiere un cuchillo a la carne,

cortándola con delicadeza,

amando al mismo tiempo sus entrañas,

y no como una navaja a sí misma,

que sólo pretende hacer de un desgarro

tu interior.


Ojalá me hubieras querido

como un vagón a sus pasajeros,

llegando con sillones mudos,

y no como la vía por la que corren,

que pretende engancharte para que se enrede

tu yugular

y tu aorta tapone toda la misma

con un río de ansiedad.

Ojalá me hubieras querido

como se quiere a un ave libre,

para verlo siempre volver,

excarcelado,

en vez de construirle, con destreza,

una jaula

que es mental

mientras le enseñas a cantar

la palabra «libertad».


Ojalá me hubieras querido

como un abrigo en plena ventisca

para arroparme con tu cálida habla,

en vez de convertirte en torpes

tropezones de hielo

y hundirme con moratones

en lo más profundo de mí.


Ojalá me hubieras querido

como un niño que anhela ser mayor,

que cuenta el tiempo para crecer y

ser mejor,

en vez de convertirme en tu ironía

y moldear mi carne a tus ideales, y a tu arrogante

placer.


Ojalá me hubieras querido

como quiere un pintor a su pincel,

quien amablemente besa sus cerdas

antes de otra pincelada,

en vez de como un romano a su esclava

que debe, por ser suya,

depender de un chat que le latiga

las pestañas.


Ojalá me hubieras querido

como una bala quiere al viento,

quien al mismo tiempo,

es quien le empuja

y le calma,

y no como quiere un arma a tu rencor,

para cargar contra una inocente sién,

que parpadea al compás de tus palabras,

y que al compás de sus tembleques, hablas.


Ojalá me hubieras querido

como el escritor quiere al lápiz,

dispándolo lentamente

mientras grita en papel,

y no como el crítico

que hace trizas otra ilusión,

intentando así colonizar por cualquier mente

sus basta percepción.


Ojalá me hubieras querido.

Ojalá me hubieras querido bien.

Porque olvidarte, no te olvido.


Pero ojalá.

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