En la vida existen cosas poco palpables, tal vez tan imperceptibles como una fina capa de polvo sobre el paño de elegantes muebles, o quien sabe tan notorio como los relucientes rayos del sol besando las aceras de la ciudad en el alba de la mañana. Eso depende, depende del punto de vista, de la manera que uno ve las cosas, solo cuestión de perspectiva, experiencias. Para algunos la vida solo es un sueño fugaz, vivirla, aprovecharla, como si en cualquier momento esta se nos fuera a escapar de las manos. Vivimos con el temor de algún día arrepentirnos de lo que nunca hicimos, de notar que nunca vivimos de la manera que hubiésemos querido. Pensar en el futuro, ¿esa es la manera? ¿Pero que hago si me encuentro tirado?, desganado y con las energías por el suelo como una flor que acaban de pisotear, la precisión con la que supongo tener listo mi futuro se derrumba, me invaden sensaciones de inseguridad, temor. Nada es preciso, nada dura para siempre. Entonces, digo yo: ¿Cómo viviré mi vida si todo es un riesgo? ¿Qué ocurrirá conmigo? Vivir la vida. Eso ha resultado para muchos, y hacerlo siempre fue imposible para otros. ¿Existe una manera o un plan en el cual todos estén incluidos? Algo que perdure como la piedra que muchas veces ha sido arrastrada por las olas del mar, que ha viajado durante siglos y aún así permanece. ¿Existe acaso algo poco perceptible? Tenemos miedo, miedo de notar que hemos estado equivocados, tratando de ver los invisible cuando la verdad se encuentra frente a nosotros saludándonos con una mano.

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