A lo lejos casas donde se detuvo el recuerdo de la muerte
Voy por los barrios bajos de la atestada ciudad peregrina
mientras mueren las horas del día en espejismos lentos
Dulce memoria que hieres mi país torturado y ultrajado
mi naufragio que no puede ser estudiado ni leído por nadie
y es sólo mío su histórico trazo de olvido
Canto de mi infancia truncada en las arenas del devenir
Una larga tristeza superviviente alrededor de mi electricidad
Alimentada por lluvias escarlatas mi parentela masacrada sin sosiego
No encuentro cicatrizante para mis hondas heridas
Y perdonar es el trasiego de la guerra hacia las profundidades de la vida
Asoman a mí espolones oscuros por donde navega mi cuerpo desprotegido
Mi voz protesta distorsionada en ecos y se lamenta entre muros infinitos
Mis manos desgajadas por el viento sideral de la próxima deshora
y mi rostro una línea de fuego sus ojos de cristal sumergido
Mis furiosos pasos crujen enarbolando zumbos entre este inusual conflicto
La prontitud de la noche gigantesca de la sangre de los hijos
Escapar en clave de Do Mayor de mi territorio suicida
su amor de osa celosa que me devora los intestinos
Desplazado de mi hogar cofre de la tierra
transito por entre grises y lejanas calles desconocidas
y por entre altivas montañas selváticas que se alzan
rompiendo las estelas de la acuosa inmensidad
Ya la luna llena cae y atrapo en mis sangrantes brazos
Mientras florezco de nuevo entre astros estremecidos
formando estelares cantos de esperanza en medio de las polvaredas
cuando territorios insomnes despiertan reclamando sus muertos
los olvidados y los caídos de esta cruel violencia sin sentido
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