Mi corazón ha de morir por ti como un oasis,
la ilusión se ha quedado solitaria reverente de los tiempos
y comenzó a sufrir sin razón.
Nunca me acariciaste como yo lo hice.
Nunca dejaste que un sueño
te elevara más allá de la conciencia.
Hoy solo me matas y me olvidas
cambiándome por otro destino.
Ya no te veo llegar al atardecer
A aquella plaza donde nos amábamos
loco y perdidamente,
todo el tiempo congelado a nuestro alrededor.
Hoy solo observo las estrellas
que con el desconcierto de mis lágrimas
forman niebla en la oscuridad.
El sufrimiento sagrado de mi alma
descansa en la eternidad.
Hoy estoy por partir al infinito del olvido.
De la nada a lo nuevo vivido.
De los celos al dolor
de lo perdido por perdido…
¿Quién ganó?
¿quién perdió?
Pero …¿quién ocupará tanto vacío?
Que de las tormentas de mis lágrimas
florezcan esperanzas de amor
de las semillas de las flores que alguna vez me regalaste.
Y ahora…¿ dónde están los sentimientos que guardé?
Porque hoy me he quedado sin ti.
Sin tus labios, sin tu aroma sin tu presencia.
Jamás han de volver esos momentos
que perdimos como locos viajeros por el tiempo.
Momentos que ahora son solo
polvo y cenizas para siempre.
Todo tan fugaz que no queda nada que disfrutar.
Un profundo y negro olvido.
Un río que con su fuerza,
alguna vez pasó por esta grieta,
que ahora es mi corazón.
Un sol sin luz y un amanecer sin rocío.
Mil ilusiones rotas.
Lejanos precipicios que me invitan a caer.
Como una mujer de hojalata oxidada
dejo derrumbar el alma como un ave vencida.
Sé tú vuelo de memoria… águila solitaria.
Que te escapas en el horizonte para no volver jamás.
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