Las hojas muertas de la calle

Las hojas muertas de la calle

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A Alejo Félix Bueno

Salgo de casa. Un frío gélido me traspasa los huesos y el corazón, ahogándome en la tristeza. Imagino que dentro de unas horas muchos pasearán por los caminos de nuestros pinares y bosques húmedos, que tus pies nunca más hollarán, con la hojas últimas del otoño a punto de caer muertas al suelo.
Camino por la calle desierta y oscura y me siento como un naufrago, mientras escucho el crujido de la hojarasca bajo mis pies al cruzar la plaza yendo a tu encuentro. Soy un exiguo y humilde tablón desabrigado y desamparado por la resaca de la tristeza que camina desamparado. Soy un montón de tierra y hojas muertas que se desbarata revuelto con las hojas agotadas, vencidas en el suelo, y los restos de un naufragio. Las hojas muertas parece que me hablan de la vida, de nombres que se fueron, de nombres a punto de irse, de nombres que aún están y perdurarán siempre en la memoria.
Los días y la vida antes eran más hermosos que esta mañana gris en que nos abandonas a nuestra suerte y el sol, escondido hoy por la niebla, era más ardiente e ígneo que en este momento en el que mi corazón empieza ya a evocarte, sin saber ahora si ya te has marchado de nuestro lado.
Caen las hojas muertas en la ciudad esperando que las recoja un rastrillo, como también se recogen los recuerdos y las penas. Mi amor enmudecido y leal, imperecederamente sonríe y agradece el vigor de la vida. ¿Cómo pretendes que te olvide? Me resistiré a tener recuerdos tristes.
Un impreciso fulgor se reanimará en el aladar de la memoria. Pueden germinar en un minuto, como si se tratara de un prodigio asombrado que esperaba su momento, el verbo preciso, las palabras olvidadas que no supieron vencer, en estos años transcurridos, a la vida.
Caen las hojas. El hielo y los témpanos cercanos concebirán el esplendor de una nueva primavera. Caen las hojas muertas en otoño y nuevas hojas florecerán, fornidas y poderosas. Contemplarán una flamante y lozana vida por exhibir en un descubrimiento milagroso. Se colmarán de gorjeos y cantos, de sonidos al mecerlas la brisa y zumbidos de insectos, de pájaros en sus nidos que cantarán al amanecer, aún con el rocío húmedo y helado, y con la remembranza en el núcleo de su seno. El páramo y el bosque se convertirán en cadencia y musicalidad natural y limpia. Las hojas muertas renacerán. Así ha ocurrido siempre y así sucederá en la perpetuidad del tiempo y de las estaciones.
Hoy camino por las calles frías y desiertas mientras escucho el crujido de las hojas muertas protestando bajo mis pies. Mis recuerdos avanzan hacia ti en este momento en que te despides de nosotros mientras el corazón se me ahoga en la pena y tu te hundes en el silencio.

FIN

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Fotografia de Nuria Niño López.

PLAZA DEL VIEJO COSO. VALLADOLID.

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