LOS VERANOS DE MI INFANCIA

LOS VERANOS DE MI INFANCIA

¡Por fin es verano! Llevo todo el año esperando este momento. Ahora, habrá más horas de luz, hará buen tiempo y podré salir a patinar con mis amigas por el barrio, comer helados y quedarme hasta tarde en el parque jugando, o viendo la tele. No hay colegio, y cuando papá coja las vacaciones, nos iremos a Torremolinos, y allí podré estar con mis primas, y pasarme horas en remojo. Mientras tanto, mi hermana Cecilia y yo vamos al cine o a la piscina con mamá, y por las noches, cenamos perritos calientes o cualquier otra cosa en la terraza. Como hace tanto calor, papá se pasa las horas allí sentado. Tengo ganas de que nos vayamos ya de vacaciones: kilómetros, música de mis cintas de casete de los 40 Principales, y al llegar, la playa, la piscina, excursiones y salir con mis primas. Ya no queda mucho para eso, pero los fines de semana aprovechamos para disfrutar del buen tiempo y salir a hacer alguna excursión. No sé dónde iremos esta vez, quizás a Rascafría, o a las piscinas naturales de Cerezo de Arriba. Haremos una ruta de senderismo, que hay que respirar aire puro y disfrutar de la naturaleza. Nos daremos un baño refrescante, y como siempre, papá se quejará de lo fría que esta el agua. Y a la hora de comer, sacaremos la mesa plegable del maletero y nos pondremos a dar cuenta de la tortilla de patata, los filetes rusos, y una jugosa sandía fresquita de la nevera. Cuando lleguemos a casa, estaremos reventadas. Mamá nos pondrá aftersun porque seguro que con este sol ya nos habremos quemado. Y a la cama, que mañana hay que seguir disfrutando de otro día más de este largo y maravilloso verano.

Y estos son los mejores recuerdos familiares que guardo: los de nuestros veranos que parecían no terminar nunca. Los de las excursiones con mis padres y mi hermana, a veces, también con mis tíos y mis primas. Son recuerdos estupendos, de antes de crecer. De antes de que la vida se volviera más complicada, mis padres se separaran y ya no tuviera tanto contacto con mis primas. De antes de que el verano significara, en lugar de patinar, parque, piscina y vacaciones, preocuparse de buscar un trabajo temporal con el que seguir adelante. Las cosas cambiaron, pero el verano vuelve todos los años. Y algún día, seguro, volveré a disfrutarlo tanto como antes, esta vez, quizá, con mis hijos o sobrinos. Y que luzca el sol y se alarguen las horas volverá a ser sinónimo de alegría y diversión.

FIN

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