Autor: Andrés Rafael Barrios Tenorio

Veracruz, Ver. México

Mayo del 2014

Mercedes

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Abro mis ojos sin saber, ¿estoy vivo o muerto?, estiro mis piernas sintiendo cada músculo, arqueando la espalda para sentir mejor el placer de estar vivo.

Volteo a mi izquierda, contemplo el bello rostro de Mercedes, un poco hinchado, está encinta.

Su consciente le hace despertarse, abriendo sus hermosas ventanas del alma para decirme:

-¡Buenos días mi amor! 

Me baño.

Mientras Mercedes prepara el desayuno: huevos, leche, tortilla, salsa; no sabe cocinar, pero lo hace con tanto amor que nada importa.

Le observo, se mueve despacio en la pequeña cocina, se sujeta el vientre, se nota su incomodidad, ya son nueve meses de esperar, de soñar, le habla, le patea, no la deja dormir, se come dentro de ella todo lo que necesita.

Éramos tan inocentes y la modestia de nuestra vivienda no importaba, importaba su mano, su olor, sus lindos ojos.

-¡Bueno mi amor, nos vemos por la tarde, cuídate, cualquier cosa me llamas!

Sabía que, de un momento a otro, este ser podía hacer su llegada.

Mezcla de angustia sensación de gritar, hacerle saber al mundo mi felicidad, el amor contenido, ¡qué más da, solo sé que me llenan el alma mi esposa y el bebé!

Un día más de trabajo…

Llego a casa donde Mercedes hace la diferencia. Nuestra pequeña casa, una sala vieja, comedor regalado, la cama, el refrigerador y la estufa, éramos inmensamente ricos, nos teníamos el uno al otro y pronto estaríamos acompañados.

En la habitación, el moisés, canasto donde pasará sus primeros días él bebe, cosido y diseñado por ella misma, tal vez con ayuda de su madre o su hermana,

Una tarde calurosa de mayo la noto más fatigada, su mirada, sus tobillos hinchados. En nuestra tierra, parece que todo arde y ella no emite lamento alguno.

La noche se acerca, Mercedes, algo demacrada, sin perder su expresión serena y amorosa. Esa noche es especialmente incómoda.

Por la mañana, de repente su rostro se hace tenso.

-¡Amor ya es hora!

-¿Ya es hora?

 -¡Si amor, ya es hora que vayamos al hospital, él bebe nacerá pronto!

Nos trasladamos al hospital y es atendida de inmediato en el área de urgencias y maternidad.

No me permiten el paso, trato de estar fuera, paciente, ¿paciente yo?, no fumo, camino, no como uñas, pienso incesantemente.

-¡Va a nacer mi bebé!, ¿que no se dan cuenta?

Son casi las 10.30 y en ese momento recibo la noticia:

¡Es una niña, Pesó 3.9 kilos!

Mi amor en una mesa de quirófano, trata de recuperar la fuerza, pues esta niña, ha consumido toda su energía, sus manos están moradas de apretar los tubos de la mesa y de realizar el esfuerzo de parir.

Mercedes, contemplar su rostro y ver las estrellas acostado sobre el pasto verde, identificarlas tomado de su mano, hacerle mis bromas cada mañana, admirar su paz interior, los hijos que me dio, es grandiosa. Ella fue mi principio y será mí…

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