ETERNAMENTE INOCENTE

ETERNAMENTE INOCENTE

Adelaida Artigado

13/05/2014

Antonio padeció una poliomielitis cuando tenía dos años. La enfermedad le dejó graves secuelas físicas y psicológicas para la posteridad.

Durante toda su vida ha sido atendido: primero por su madre, después por sus hermanas y finalmente por sus sobrinas nietas.

 Nunca tuvo carencias, ni materiales ni amorosas. Las mujeres de la casa se ocuparon de que nunca le faltara de nada.

 Antonio estaba a punto de cumplir los ochenta años.

 Una tarde hablaba con su sobrina nieta Patricia y con Gisela, la hija de esta.

 – Gisela ¿tú vas a tener hijas? –le preguntó Antonio.

 – No abuelo, yo no quiero tener hijas –contestó Gisela.

 – Entonces, si no tienes hijas, ¿quién me cuidará cuando tú mueras? –volvió a preguntar el viejo muy preocupado.

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                                                               FIN

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