–Sí, dígame.
–¡Oh, no viene a comprar algo! Entonces: ¿dígame en qué le puedo servir?
–¿Quiere que le cuente mi historia? ¿¡la de mi familia también!?
–Vaya, como puede ver soy un vendedor de aquí de las ferias. Aquí está mi credencial:
–Nombre, D.N.I., numero de puesto, todo; toda la información relevante ahí la tiene. Relevante, quizá, solo para los organizadores de este festival, porque no creo que usted haya venido solo para saber mi nombre y mi D.N.I. ¿verdad? A usted lo que le interesa es conocerme más afondo. Conocer mi historia de cuándo y cómo un hombre decide dedicarse a vender en las ferias de España. Viajando de ambulante, comiendo detrás de su puesto, durmiendo en su coche: prácticamente viviendo por completo–con toda la familia incluida. Vendo con mi mujer y mis hijos mayores, tengo dos grandes, y una pequeñita de seis años qué cuando no está jugando con los demás niños de los puestos se pone de acomedida y nos ayuda. Qué le puedo decir, es parte del legado familiar.
–Mi mujer ahorita está ocupada haciendo de cenar ¿huele la comida? ¡Huele sabroso! ¡Ya hace hambre! Tenemos desde las diez de la mañana que comenzamos a abrir. Nos desayunamos un café con croissant en el bar de la esquina, algo rápido, después comimos a las 15h cuando no hay compradores: la hora de la siesta, sabe. Y ahora nos toca comer otra vez ¡mire qué tarde es!
–Pues como le estaba contando: voy para 15 años que resido en España. Somos originarios de Ecuador pero usted se va a sorprender con la cantidad de gente que cree que somos de Machu Picchu. ¡Nunca en mi vida he estado ahí! créame. Nosotros somos del Norte de Ecuador, de la ciudad de Otavalo. Allí también es una ciudad turística, repleta de indígenas como nosotros. Kichwas. Nosotros pertenecemos al pueblo de los Kichwas, y nos llamamos así porque el Kichwa es nuestra lengua. El Kichwa es un derivado del Quechua: la lengua de los Incas. Así es, el imperio de los Incas abarcó todo el Ecuador hasta parte el Sur de Colombia, y pudo haberse expandido más sino hubiera sido por la muerte de Huayna Cápac y claro, si no hubiera sido por, usted sabe, los conquistadores españoles que llegaron justo cuando el imperio estaba en plena guerra civil entre Huáscar y Atahualpa. Hay gente que afirma que Huáscar era quiteño. Eso hubiera sido interesante: si el epicentro del Imperio incaico se hubiera transferido a Quito ¿qué opinaría la gente ahora de nosotros? muy probable que ahora dirían que todos los de aquí somos quiteños. Qué risa. Cómo puede ser infame, a veces, la historia. Un acontecimiento en el momento menos oportuno y todo cambia. Quizá, nosotros, ya no estaríamos aquí, y habría ahora europeos vendiendo sus artesanía en los festivales de Ecuador. Aunque pensándolo bien…no creo que se llamaría Ecuador. Venga, en lo que lo pienso ¿le gustaría cenar con nosotros y continuamos la charla?
–Vale.
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