En el funeral de tía Roberta, Camila como de la nada hizo su aparición, sorprendiendo a todos menos a su prima Mariana, depositando sobre el ataúd el atesorado diario de la buenaza de Roberta,
Para nadie en la familia era un misterio que aquel preciado cuaderno, incluía escritos con letras alegres, y otras dejando jirones del corazón a causa de algún secreto familiar.
-Aquí regreso tal y cual fue prometido su tesoro tía Roberta– se escuchó decir a Camila agradecida…-Usted no solo reemplazo el cariño que a mis padres la muerte les negó, sino me lleva a emprender la ruta del perdón- Termino susurrando para si misma…Y Recuperar mi dignidad, a pesar del dolor de saber que no tengo la sangre del que creí mi padre, hoy me consuela el amor de sobra que el tenia para mi.
Camila enterrando cuatro años de tristezas se unió al resto del grupo, abrazo al desconsolado viudo tío Alfonso, que caminaba apoyado de su hijo Nicolás- y único amor de ella-, cada uno reflejando su dolor en el rostro del otro. Mientras la Abuela se mantenía en silencio y cabizbaja.
Camila no veía a su abuela paterna desde que esta le quito el derecho de vivir donde creció su padre. Ciertamente la vida se había ensañado con esta mujer de campo y decidida. La perdida de sus dos hijos y, hoy de su mano derecha Roberta la dejaba desolada. La joven conmovida y con la posibilidad del rechazo la tomo del brazo y, por primera vez sintió que su firme matriarcado se estremecía. La anciana guardando silencio acepto el brazo de su desheredada nieta para subir al carro que la regresaría al hogar.
Una vez fuera del cementerio la brisa de la tarde invito a las primas a recordar.
Tan pronto bajo del tren aquel abril soleado, huérfana y hambrienta, Camila escucho su nombre y sus ojos verdes quedaron atrapados en la mirada de Nicolás -Cinco años no fueron en vano- repitieron abrazados los tres primos.
En la cena la Abuela acoto –Tu padre aun cuando se alejo de su tierra para seguir la necedad de tu madre fue un buen hijo y gran padre-l
.Sentadas al borde de la cama con quince años a cuestas. Mariana rogó –Para que los padres de su prima la ayudaran a encontrar la magia de este lugar-
La joven termino adaptando su vida a la del campo embriagandose de sus aromas, sabores y faenas de tia Roberta. Mientras la Abuela rondando-más sabía por diabla que por vieja-dictaba comportamiento entre primos-hermanos. Nicolás y Camila, sin escuchar advertencias desarrollaron su amor quedando atrapado en el vientre de la joven. Desafiando la Naturaleza formaron un hogar de amor, miedos y culpas
Hasta que Roberta moribunda y esperanzada entregaba a su hijo Nicolás el Bendito Secreto: Emilia madre de Camila se había casado con Octavio tempranamente embarazada de ella por un gringo que llego a comprar tierras desapareciendo antes de enterarse que había sembrado a su furtivo amor de juventud.
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