Toda su vida había creído que el mundo era tan pequeño,como lo estaba viviendo.Llevaba a casa desde temprana edad,las pocas monedas,que juntaba vendiendo papeles,cartones y todo lo que podía ser vendido.
Su madre y sus tres hermanos,lo esperaban siempre como se espera la llegada de un ser querido,con una taza de leche caliente y una estufa encendida a querosén porque ya era invierno.Su padre los había abandonado,cuando quedo sin trabajo;y no pudo soportar la tragedia porque era una persona pesimista, y al no conseguir algo pronto,tomo el camino más corto,tirarse bajo el tren, que lo llevaba día a día a su casa al regreso.
Ángel,era quien se hizo cargo,desde ese momento de ponerse los pantalones,y alivianar el peso a su madre;que aún no podía salir de esa tristeza, que la avejentaba un poquito,cada día más.
Pero Ángel era diferente,cada mañana se levantaba y miraba por la ventana quien sabe hacia donde,sabía y sentía de alguna manera,que el mundo no podía ser así;tan triste y pequeño como lo era para él.Sus manos jóvenes,acariciaban el rostro de su madre y abrazando a sus hermanos,salía con una sonrisa y una enorme esperanza,de que en algún lugarcito,hallaria un tesoro,algo diferente,que le acariciara el alma,por un instante.
Para Ängel,la vida era tan dura y tan bella a la vez,las calles aún oscuras,se vestían de a poco con la luz del sol, y el frío intenso,pegaba contra su cara,recordándole,que tendriá que juntar más monedas,porque necesitaban,màs querosén para su estufa.
De repente oye una voz a lo lejos que lo hace parar y siente que alguien se le acerca muy rápido.Con un poco de temor,se da vuelta y ve asombrado a una anciana que apenas podía caminar y no entendía como llegó tan rápido a su lado.
La anciana toma sus manos y le pone una moneda rara, y Ángel se aleja temeroso,y ella le dice…niño,cada vez que toques tus bolsillos,sentirás que están llenos.Solo recuerda,el mundo es más grande de lo que imaginas,los sacrificios tienen sus frutos, y tu alegría será tu compañera.
Tu esperanza y fé es lo que me ha acercado a ti y nunca olvides que en tu hogar siempre habrá una taza caliente de leche y mucho calor, el de tu familia.
Ángel no entendía nada y cuando reaccionó, la vieja ya no estaba,por un instante pensó que estaba loco,que el hambre había consumido su cerebro,de a poco y luego recordó…metió su mano en el bolsillo y sacó esa moneda rara que la anciana le había dado,y en el otro descubrió que tenía muchas monedas,tantas como para llevar frutas,pan y más leche; y se dijo…hoy va a ser una gran cena con mama y los niños,hoy tengo un pedacito de cielo en mis bolsillos…y silbando regresó a su hogar.
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